Las infecciones por hongos se denominan micosis. En función del nivel de afectación se clasifican en: superficiales, subcutáneas (causadas por hongos presentes en los animales y en la tierra que atraviesan la barrera epidérmica y afectan a capas profundas de la piel) y profundas o sistémicas (que afectan a los órganos internos y suelen penetrar en el organismo por vía respiratoria). El diagnóstico y tratamiento depende del médico y es diferente en cada caso.

Las infecciones causadas por hongos que se presentan con mayor frecuencia son las superficiales, que afectan a la piel, las uñas, el cuero cabelludo y las mucosas, especialmente. De hecho, las más conocidas por la población general son la tiña (que produce el pie de atleta en los pies) y la candidiasis.

Los expertos señalan que, entre las causas de la aparición de una micosis destacarían:

1-Administración de ciertos medicamentos.

Algunos tratamientos con hormonas, corticoides o antibióticos, por ejemplo, pueden modificar la flora normal y generar la aparición de hongos en diferentes localizaciones corporales.

2-Características fisiológicas personales.

Los niños, las mujeres embarazadas, las personas ancianas o tener la piel grasa, por ejemplo, aumentan la probabilidad de padecerlos.

3-Existencia de heridas abiertas.

La ruptura de la capa externa de la piel favorece la entrada de los hongos en el organismo. Es importante lavarse correctamente las manos, especialmente si has tocado animales o tierra, porque se consideran un vehículo de contagio directo.

4-Existencia de humedad en los pliegues de la piel.

La humedad es el caldo de cultivo perfecto para los hongos. Secar correctamente los pliegues corporales y utilizar ropa de algodón y tejidos orgánicos que permiten expulsar el sudor y evitan que se acumule sobre la piel, se consideran medidas adecuadas.

5-Presencia de problemas de salud

Padecer obesidad, diabetes, insuficiencia renal o una deficiencia inmunitaria, entre otras condiciones de salud, favorecen el desarrollo de los hongos.

6-Problemas en las uñas.

La existencia de uñas encarnadas, rotas, mordidas o mal cortadas, por ejemplo, favorecen el acceso de los hongos al interior del organismo.

7-Uso de ropa y calzado inadecuados.

Emplear zapatos cerrados de plástico, no airearlos adecuadamente, utilizar ropa interior sintética o ropa exterior muy ceñida, por ejemplo, aumentan la sudoración de la zona que cubren y facilitan el crecimiento de los hongos.

Para impedir el desarrollo de los hongos se recomienda emplear calzado de piel, utilizar productos específicos para evitar la sudoración, no usar los mismos zapatos dos días seguidos y emplear calzado de plástico únicamente en piscinas, duchas públicas y saunas, por ejemplo, para no caminar descalza por esos lugares, se consideran medidas adecuadas.

Consulta al médico para que pueda realizar un diagnóstico y tratamiento adecuados a la situación. Evita la automedicación.