Es probable que hayas oído hablar de la musicoterapia y la arteterapia, pero ¿existe la `terapia de viaje´? Un nuevo artículo interdisciplinario de la Universidad Edith Cowan (ECU) de Australia propone que cambiemos la forma en que vemos el turismo, viéndolo no solo como una experiencia recreativa, sino como una ...
Es probable que hayas oído hablar de la musicoterapia y la arteterapia, pero ¿existe la `terapia de viaje´? Un nuevo artículo interdisciplinario de la Universidad Edith Cowan (ECU) de Australia propone que cambiemos la forma en que vemos el turismo, viéndolo no solo como una experiencia recreativa, sino como una industria que puede proporcionar beneficios reales para la salud. Y es que descubrieron que muchos aspectos de irse de vacaciones podrían tener un impacto positivo en las personas con problemas o afecciones de salud mental.
El investigador principal, Jun Wen, explica los descubrimientos del equipo multidisciplinar formado por profesionales del turismo, la salud pública y el marketing. "Los expertos suelen recomendar tratamientos para la demencia, como musicoterapia, ejercicio, estimulación cognitiva, terapia de reminiscencia, estimulación sensorial… Todos también se encuentran cuando están de vacaciones. Esta investigación es una de las primeras en discutir conceptualmente cómo estas experiencias turísticas podrían funcionar potencialmente como intervenciones para la salud mental".
Wen señala que la naturaleza variada del turismo implica muchas oportunidades para incorporar tratamientos para afecciones como la demencia. Por ejemplo, los nuevos entornos y las nuevas experiencias podrían proporcionar estimulación cognitiva y sensorial.
"El ejercicio se ha relacionado con el bienestar mental y viajar a menudo implica una mayor actividad física, como caminar más", indica.
"Las horas de las comidas suelen ser diferentes en las vacaciones: suelen ser asuntos más sociales con varias personas y se ha descubierto que las comidas al estilo familiar influyen positivamente en el comportamiento alimentario de los pacientes con demencia.Y luego están los elementos básicos como el aire fresco y la luz del sol, que aumentan los niveles de vitamina D y serotonina. Todo lo que se une para representar una experiencia de turismo holístico hace que sea fácil ver cómo los pacientes con demencia pueden beneficiarse del turismo como una intervención", agrega.
Por otro lado, el investigador manifiesta que el impacto de la pandemia en los viajes en los últimos años ha planteado dudas sobre el valor del turismo más allá del estilo de vida y los factores económicos.
"Se ha descubierto que viajar aumenta el bienestar físico y psicológico", recalca. "Entonces, después del covid-19, es un buen momento para identificar el lugar del turismo en la salud pública, y no solo para viajeros sin problemas de salud, sino también para grupos vulnerables".
Así, una nueva línea de investigación colaborativa puede comenzar a examinar cómo el turismo puede mejorar la vida de las personas con diversas condiciones.
"Estamos tratando de hacer algo nuevo para unir el turismo y la ciencia de la salud", afirma el experto. "Tendrá que haber más investigación empírica y evidencia para ver si el turismo puede convertirse en una de las intervenciones médicas para diferentes enfermedades como la demencia o la depresión. El turismo no se trata solo de viajar y divertirse; necesitamos repensar el papel que juega en la sociedad moderna".
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