Si en la moda, en la decoración, en la fotografía, e incluso en el ámbito de los electrodomésticos veíamos como la vuelta a lo clásico o el guiño a tiempos pasados marcaban tendencia, en el sector musical parece que se repite ese mismo patrón. No podemos negar que a medida que vamos creciendo una playlist o una canción en concreto nos acompaña en nuestros mejores, regulares y peores momentos. En el estudio de Promusicae, relacionado con el primer semestre de este año, los consumidores españoles invirtieron más de 190 millones de euros en música, ya sea en formato digital o físico. Así, el mercado digital ha registrado un crecimiento de casi un 15% en comparación con el mismo periodo del año anterior. Hoy en día lo que más se lleva es el consumo de música en streaming, que ha ascendido un 15,2%. Los usuarios acuden a plataformas como Spotify, YouTube Music, Google Play Music, Apple Music o Amazon Music, entre otras, para escuchar a sus artistas favoritos. Y esto tiene sus ventajas, puesto que en un mismo almacén encontramos una amplia variedad de géneros y estilos musicales, no nos tenemos que preocupar del almacenamiento, está todo al alcance de la mano, se reproduce de forma directa y el único requisito que se nos pide es que tengamos conexión a internet. El informe revela que durante la primera mitad de este 2022, "el mercado digital alcanza este semestre un valor total de 166,5 millones de euros, lo que implica una subida de un 14,6% respecto al año anterior (145,3 millones)". Parece que lo digital va viento en popa, pero, ¿qué pasa con el soporte físico? Sus ventas se desploman un 0,6%, pasando de los 25,2 millones en los primeros seis meses de 2021 a los 25 millones de euros al año siguiente. A pesar de que los resultados no han sido malos del todo, "nos seguimos situando muy por debajo de los niveles pre pandemia, que fueron de 32,7 millones de euros en el primer semestre de 2019", tal y como indican desde Promusicae. Sin embargo, hay un artículo que avanza a buen ritmo. Se tratan de los vinilos, que se incrementan un 25,6%. De hecho, más del 50% de los discos que se venden en los establecimientos físicos se corresponden con ellos, colocándose así por delante de los cedés, cuyo valor se encuentra un poco por debajo (44%). Este fenómeno no tenía lugar desde 1991.

No sin mis vinilos

Una vez que un disco cae en nuestras manos, sentimos la necesidad de guardarlo como oro en paño, cual joya u obra de arte de un museo de relevancia. Puede que tenga también algo que ver con el coleccionismo, no sólo a nivel musical, sino por su aspecto externo, sus ilustraciones y diseños. Cada uno es un mundo, al igual que lo es la música que esconde tras su formato. La calidad sonora es otro de los factores a tener en cuenta, aporta una mayor riqueza sonora y hasta parece un arte que relaja, ver como la aguja recorre la grabación para reproducirla. A diferencia del streaming, no hay que estar pendiente de la conexión a la red y es una actividad palpable porque tenemos que elegir el vinilo, colocar la aguja sobre él y cuando se acabe volver a empezar. Además, decoran con su presencia cualquier estancia a través de su estética, retro o más minimalista. Los hay que hasta vienen con radio incorporada o que permiten conectar unos auriculares para disfrutar aún más de la experiencia sonora o para evitar molestar a nuestros acompañantes. Algunos vienen equipados con conexión Bluetooth, puertos USB, altavoces e incluso pueden conectarse a un smartphone. Otros han sido diseñados para grabar sonido. Existen algunos que ya vienen integrados dentro de un maletín para que su transporte sea más cómodo.

FOTO PRINCIPAL.: Foto de Emma Frances Logan en Unsplash.