El estrés se define como la respuesta a un evento que genera un cambio físico o emocional y puede afectar a cualquiera y a todas las edades. Vivir con un cierto nivel de estrés es útil porque sirve como fuente de energía, de motivación para enfrentarse a los retos de ...
El estrés se define como la respuesta a un evento que genera un cambio físico o emocional y puede afectar a cualquiera y a todas las edades. Vivir con un cierto nivel de estrés es útil porque sirve como fuente de energía, de motivación para enfrentarse a los retos de la vida. Cuando el nivel es excesivo, puede interferir de manera inadecuada en diferentes ámbitos de su vida, alterando el funcionamiento normal del afectado y perjudicando la salud de quien lo padece.
La capacidad de respuesta ante un evento estresante se asocia a la experiencia previa y a la educación recibida que, normalmente, permiten a las personas responder de manera adecuada a las exigencias externas que, en ocasiones, pueden llegar a ser abrumadoras. Cuando no es posible dar una respuesta correcta, se disparan las sensaciones asociadas al estrés.
Esta situación es muy intensa en los niños, incluso a edades tempranas, porque no disponen de las herramientas adecuadas para enfrentarse a ellas. Cuando se presenta, debe ser reconocida, expresada y tratada de manera correcta por un especialista. Entre los síntomas de ansiedad en los niños se pueden incluir alteraciones tan sencillas como un dolor de cabeza o un dolor de barriga, por ejemplo. Además, algunos cambios de carácter y de hábitos en ellos, como dejar de jugar a lo que antes les gustaban, puede estar relacionado con el estrés.
El estrés en los niños puede aparecer en cualquier momento e, incluso, ante eventos que pueden ser percibidos como positivos porque, situaciones como conocer nuevos amigos, por ejemplo, pueden tener un enorme impacto en su imprescindible necesidad de seguridad.
Los expertos señalan que cualquier situación que implique un cambio o una adaptación a una nueva situación que perciben como desbordante, puede desencadenar en los niños una gran ansiedad. Las causas más frecuentes serían:
1-A todas las edades, acudir al dentista, tener un nuevo hermano, la separación de los padres, la muerte de seres queridos, una situación traumática (como el dolor o la enfermedad), mudarse a otra ciudad o cambiar de profesor o de etapa escolar, pueden provocar estrés en un niño.
2-Entre los 2 y 3 años, pueden presentar ansiedad de separación cuando van a la guardería y no pueden ver a su madre.
3-Entre los 8 y 10 años, una agenda escolar repleta de actividades, las exigencias académicas y los exámenes, pueden provocarles una intensa ansiedad.
4-Durante la adolescencia, los cambios típicos de esta etapa de desarrollo junto a los eventos habitualmente estresantes, pueden provocar síntomas similares a los que caracterizan el estrés adulto.
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