Con el objetivo de contribuir a hacer de la abogacía una profesión más sostenible y que su ejercicio no resulte una carga o una obligación, Lefebvre, editorial jurídica, y el Instituto de Salud Mental de la Abogacía (ISMA) presentaron, en el marco del XII Congreso Nacional de la Abogacía, el I Estudio sobre la Salud y el Bienestar de la Abogacía Española. Allí, Manel Atserias Luque, fundador y presidente del Instituto de Salud Mental de la Abogacía (ISMA) y Paula Fernández-Ochoa, socia de +MoreThanLaw y miembro del Comité de Bienestar del ISMA, dieron a conocer las principales conclusiones de una encuesta realizada a más de 700 abogados de todo el país. Con ello se ha querido tomar el pulso al estado de la salud y bienestar de los abogados españoles. El consejero delegado de Lefebvre, José Ángel Sandín, señaló que el principal objetivo de esta iniciativa "ha sido mostrar hábitos de vida, relación con el trabajo o satisfacción profesional de los abogados". Según Manel Atserias Luque "estamos hablando de mejorar el bienestar de la abogacía y humanizar la profesión. Solo así el profesional podrá asesorar y defender, con el máximo celo y diligencia, los intereses y derechos de los ciudadanos y las empresas". Por su parte, Paula Fernández-Ochoa consideró que "gracias a este proyecto, hemos visto cómo los abogados han tomado conciencia de métricas sobre parámetros clave de su salud, y por ende, de su calidad de vida, lo que redunda a su vez en la productividad y alto rendimiento".

En la segunda parte del I Estudio sobre la Salud y el Bienestar de la Abogacía Española, ambas entidades han querido evaluar el estrés y la calidad de vida, basándose en datos cuantitativos y cualitativos. Además, se ha incluido una parte experiencial que recoge la actividad real de abogados y abogadas en un proyecto de Legaltech centrado en las personas. El estudio intenta analizar cuál de los siguientes cuatro factores, estrés, sedentarismo, insomnio y sobrepeso, supone un riesgo inherente de la profesión y el grado en que lo es (en una escala de muy elevado a nada elevado). Sorprendentemente, más del 60% del total de personas encuestadas considera que los cuatro factores conllevan un riesgo elevado o muy elevado para la profesión. Por orden de importancia, el 98,8% considera el estrés como el factor de riesgo más importante, seguido del sedentarismo (91%), el insomnio (81%) y el sobrepeso (66%).