El Worcester Polytechnic Institute (WPI) de Massachusetts (Estados Unidos) inauguraba, a mediados de este mes de enero, unas nuevas instalaciones en la misma Worcester dedicadas al desarrollo de robots para su uso en medicina y salud.

El centro, bautizado con el nombre de PracticePoint, tiene la finalidad de acelerar el desarrollo de todo tipo de robots, desde las bombas inteligentes de insulina, hasta los robots autónomos dedicados a cirugía.

Sus instalaciones incluyen una habitación dedicada a la imagen médica que dispone de un escáner de primera línea, un quirófano para simular operaciones y poner a prueba así los dispositivos, una habitación para el cuidado de pacientes, una cámara acústica para la realización de investigaciones en el ámbito de la neurociencia, e incluso un apartamento para alojar a investigadores que tengan que desplazarse desde ubicaciones geográficas lejanas.

Su uso se reservará para los miembros que toman parte en la construcción y mantenimiento de estas instalaciones y que, aparte del mismo WPI, son Boston Scientific, GE Life Sciences, Karl Storz, o MITRE entre otras firmas.

Robots en el uso médico: no se cansan, no se distraen, no se equivocan

Aunque a algunas puedan parecerles fríos e inhumanos (algo paradójico, teniendo en cuenta que son una creación humana...), los robots en aplicaciones médicas presentan, para según qué tareas, muchas ventajas sobre los seres humanos, aunque no las suficientes como para sustituirlos en todas las tareas.

Así, por ejemplo, no se cansan; esto los convierte en idóneos para la vigilancia de pacientes. Un cuidador humano puede dormirse, puede no darse cuenta de la necesidad de su paciente, mientras que un robot seguirá atento, siempre y cuando siga teniendo energía.

De la misma forma, los robots quirúrgicos proporcionan precisión en operaciones delicadas sin estar sujetos a fatiga, preocupaciones, u otros factores externos que podrían desviar a una persona o llevar a esta a que pierda su concentración o parte de sus habilidades.

Además, los robots médicos facilitan también su control por parte de operarios humanos, incluso de forma remota. En combinación con la 5G y la Wi-Fi 6, conexiones que proporcionan una latencia irrelevante, es posible operar en remoto. Esto, a su vez, facilita la intervención de expertos que, de otra forma, deberían desplazarse personalmente muchos kilómetros.