Las máquinas presentan algunas ventajas frente a los humanos si se las emplea en la lucha contra las epidemias. Para empezar, no se contagian. Tampoco descansan; solamente es necesario recargar sus baterías, o parar de cuando en cuando para un mantenimiento técnico, pero en cualquier caso trabajan sin descanso muchas ...
Las máquinas presentan algunas ventajas frente a los humanos si se las emplea en la lucha contra las epidemias. Para empezar, no se contagian. Tampoco descansan; solamente es necesario recargar sus baterías, o parar de cuando en cuando para un mantenimiento técnico, pero en cualquier caso trabajan sin descanso muchas más horas que cualquier persona.
Por contra, también es muy cierto que son mucho menos versátiles (apenas pueden llevar a cabo un subconjunto de las tareas de las que somos capaces los seres humanos... por lo menos la mayoría), y que son más `fríos´.
No obstante, si combinamos ambos factores, el humano y la máquina, el equipo resultante puede tener de todo y faltarle muy poco.
Eso es lo que deben haber pensado las autoridades chinas, dadas las imágenes que todos hemos visto en medios de comunicación, y que muestran a robots llevando, por ejemplo, compras y comida a las casas de quienes están guardando la cuarentena.
En el caso de las compañías Temi (norteamericana) y Hyulim Robot (coreana), ambas dedicadas a la robótica, y que han anunciado un acuerdo para desarrollar una solución robótica para trabajar con los afectados por el coronavirus.
Dicha solución estará basada en el robot de Temi, y ambas compañías compartirán el desarrollo en materia de hardware, las aplicaciones de servicios médicos, y todos los accesorios que se requieran para prevenir la infección vírica.
Gracias a la colaboración entre ambas empresas, esta solución robótica proporciona capacidades de medición de la fiebre (gracias a la cámara térmica que incorpora), entrega de comidas y medicamentos que se pueda administrar el mismo paciente (tales como pastillas o jarabes), e incluso la capacidad de videoconferencia entre el personal médico y los enfermos.
Pese a que no evita el contacto del personal sanitario con los pacientes, disminuye las veces que tienen que verse y, por lo tanto, el riesgo a que el mismo personal médico acabe resultando infectado. Como ejemplo, el de Li Wenliang, doctor que fue el primero en dar la alerta sobre el coronavirus y que murió afectado por la enfermedad hace unos días (abriendo, con ello, una polémica sobre la actuación política al respecto del descubrimiento de la enfermedad).
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