Un correo relacionado con el trabajo que llega después de cenar, llamadas para solucionar algún tema profesional durante el fin de semana, algunas gestiones durante las vacaciones… ¿te suena? Tras acabar la jornada laboral, muchos trabajadores siguen conectados a su trabajo a través de su teléfono móvil u ordenador, ya ...
Un correo relacionado con el trabajo que llega después de cenar, llamadas para solucionar algún tema profesional durante el fin de semana, algunas gestiones durante las vacaciones… ¿te suena? Tras acabar la jornada laboral, muchos trabajadores siguen conectados a su trabajo a través de su teléfono móvil u ordenador, ya sea de forma voluntaria o bien por exigencia de la actividad profesional.
Según el Observatorio de RRHH, en muchas organizaciones sigue implícita la cultura del presentismo como algo positivo, y parece imperar, por encima de ello, el miedo al estrés futuro y el temor a cometer graves errores con la consecuencia de la pérdida del trabajo que puede conllevar. La interpretación sería la siguiente: si estoy conectado, se percibirá mi desempeño más positivamente, y por tanto mi seguridad laboral como mi profesionalidad aumentarán.
Estar conectado al trabajo mucho tiempo se convierte en lo único que hace la persona, alcanzando un nivel de hiper-conectividad. Es necesario desconectar del trabajo, física y mentalmente, para lograr bienestar y rendir más cuando toca volver al trabajo. Cabe recordar que una buena educación sobre el uso de las tecnologías en tus hijos es un pilar fundamental para su posterior relación con ellas.
La conexión constante puede causar un aumento en la sensación de cansancio, tensión muscular, dolor de cabeza, irritabilidad, insomnio, preocupaciones excesivas y cierta desmotivación hacia el trabajo, tal y como señala el Observatorio. Además, la imposibilidad de la desconexión laboral puede aumentar los problemas familiares, por falta de atención en el área personal y por tanto tener consecuencias personales, que acaban afectando al individuo en su ámbito profesional.
Otro efecto secundario importante del exceso tecnológico es la reducción de los períodos de atención, además de la bajada de la productividad: por ejemplo, tener nuestro teléfono móvil a nuestro alcance puede provocar que nos distraigamos de la tarea de trabajo que estábamos realizando y tengamos que dedicar un momento a volver a concentrarnos.
Cambiar algunos hábitos puede ayudar a evitar la hiperconectividad, por ejemplo:
Imagen de Lukas Bieri en Pixabay
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