Cuando una persona no ha podido descansar bien, suele levantarse de malhumor, además de cansado y con desgana. Esto repercute en su vida personal y profesional, pues el rendimiento en el trabajo suele ser bajo y la falta de concentración es constante.

Las personas que se despiertan con facilidad, roncan, les cuesta conciliar el sueño o se mueven compulsivamente en la cama pueden sufrir algún trastorno del sueño. Este tipo de comportamientos son más frecuentes de lo que pensamos, aunque es necesario tratarlos pues a la larga dañan nuestra salud.

¿Por qué aparecen este tipo de alteraciones?

Tanto las conductas anormales que se producen durante el descanso (patadas, piernas inquietas, etcétera) como las apneas (paradas respiratorias mientras se duerme), el insomnio o las alteraciones por ritmos circadianos son casos habituales, aunque aún no se le puede poner número al número de afectados. Esto se explica porque algunas personas ni siquiera son conscientes de ello.

Una gran parte de la población sufre insomnio o apnea, y los estudios demuestran que el nivel de estrés al que estamos sometidos y la obesidad son algunos de los factores más importantes que influyen en este tipo de alteraciones. De todas formas, también pueden estar asociadas a otro tipo de factores como la forma en la que descansamos o alguna patología de tipo psicológico o anatómico.

De ese modo, tanto el estilo de vida como la mala alimentación pueden influir significativamente en nuestro sueño. Aunque también existen otras causas latentes como las que indicamos a continuación:

• Condiciones ambientales como el ruido o la luz
• El tipo de descanso (almohada y colchón)
• La genética
• Anomalías anatómicas como amígdalas o lengua grandes
• Alteraciones psicológicas (depresión o ansiedad)
• La postura (se recomienda dormir de lado antes que boca arriba o boca abajo)

El perfil de las personas con insomnio y apnea

Tal y como indica la Sociedad Española del Sueño o SES, el insomnio suele presentarse en personas que se preocupan en exceso de lo que ocurre a su alrededor. El perfil es el de alguien perfeccionista y exigente consigo mismo y con los demás, además de detallista y controlador. Algunos de estos rasgos son positivos, pero, como sucede en cualquier aspecto de nuestra vida, sin el debido control puede repercutir en la salud y en la falta de relajación.

En cuanto a la apnea, ésta suele ir asociada a sujetos que padecen problemas de obesidad, hipertensión, diabetes, colesterol o síndromes metabólicos.

Factores de riesgo

• Mayor probabilidad de sufrir accidentes al quedarse dormido en cualquier momento
• Paros cardiovasculares
• Diabetes
• Enfermedades neurodegenerativas como el párkinson o el alzhéimer

Consejos para combatir el insomnio y la apnea

• Dormir siete u ocho horas al día
• Tener un horario nocturno regular
• Técnicas de relajación o terapias psicoconductuales
• En caso de sobrepeso, dieta y ejercicio
• Cambio de postura
• Uso de dispositivos nasobucales
• Fármacos como el clonazepam o la melatonina para impedir sueños violentos