¿En qué consiste? Suele presentarse en personas con estrés generalizado y/o problemas reumatológicos que, al despertarse cada mañana, sienten dolor de cabeza, de cara, cuello, oído, etc. Se caracteriza por el apretar y rechinar de dientes que presiona las estructuras de boca y mandíbula, provocando dolor e inflamación. Afecta a la ...
Suele presentarse en personas con estrés generalizado y/o problemas reumatológicos que, al despertarse cada mañana, sienten dolor de cabeza, de cara, cuello, oído, etc. Se caracteriza por el apretar y rechinar de dientes que presiona las estructuras de boca y mandíbula, provocando dolor e inflamación. Afecta a la articulación que une cráneo y mandíbula, a los músculos de la masticación y a la boca en general.
Puede manifestarse de día (el paciente aprieta los dientes por estrés), de noche (un problema en el sueño que provoca el rechinar de dientes, llegando incluso a romperse alguno) o ambos. En cualquier caso, los pacientes liberan su tensión apretando con fuerza y de manera inconsciente sus dientes.
No se conocen con exactitud, pero el bruxismo se ha relacionado con la genética asociada al estrés, problemas en la masticación, contactos anómalos entre dientes, posición inadecuada durante el sueño, traumatismos en la zona craneal, enfermedades sistémicas articulares, etc. También se ha valorado la posibilidad de que se produzca una combinación de todos ellos.
Son múltiples: fatiga de los músculos mandibulares, dolores articulares en la mandíbula, sensibilidad y desgaste de los dientes, fracturas dentarias, limitación de la apertura de la boca, rechinar de dientes, ruidos en forma de crepitaciones o chasquidos, dolor de oído, mandíbula, garganta, cuello y espalda, ansiedad, estrés, cefaleas, etc.
El diagnóstico y tratamiento dependerán del especialista y, si se asociasen otras patologías (reumatológicas, psicológicas, etc.) resultaría necesaria la consulta interdisciplinaria. El tratamiento busca reducir el dolor, prevenir el daño dental y evitar el rechinamiento:
Se basa en cuidados generales como: visitar anualmente al dentista (o cuando él lo indique si considera necesario un seguimiento más estrecho), mantener una higiene oral adecuada (una limpieza completa te ayudará a analizar tu dentadura), evitar los estimulantes (especialmente antes de acostarse), no automedicarse (es una solución puntual que no resuelve el problema de base), descansar adecuadamente en la cama, mantener la mandíbula relajada, evitar aperturas excesivas de la boca así como morder lápices, masticar chicle o morderse las uñas.
Es un problema que genera un enorme malestar a quien lo padece y que tiene múltiples soluciones que suelen ser eficaces. Es importante consultar al especialista y seguir sus indicaciones. La escalada de tratamiento la decidirá él y, seguro, encontrará una opción adecuada para ti. No desesperes.
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