Sin embargo, no siempre sucede así. Son muchos (demasiados) los que cometen errores en la dosificación del fármaco, tanto en la cantidad administrada como en el horario de las tomas. Estas actitudes constituyen el denominado "abuso de medicamentos", y se ha convertido en un verdadero problema de salud que preocupa a las autoridades sanitarias. Este abuso puede ocurrir en personas que necesitan imperiosamente estos medicamentos para tratar un serio problema de salud y han sido correctamente pautados por el médico, lo cual complica las cosas.

Entre las recomendaciones para reducir el riesgo de incurrir en el abuso, se encuentran:

1. Debes asegurarte de que estás tomando el medicamento correcto y en las dosis necesarias.
2. Precisas consultar a tu médico. No temas hablar con tu especialista regularmente para asegurarte de que el medicamento que estás tomando funciona, es adecuado para ti y que te estás administrando la dosis correcta. Seguro que lo tienes anotado y que lo has mirado con atención al empezar a consumirlo, pero puedes percibir que podría ir mejor y es correcto intentar maximizar la eficacia.
3. Seguir las instrucciones atentamente. Debes tomar los fármacos de la manera en que te los recetaron. No interrumpas o cambies la dosis de un medicamento por tu cuenta (actitud que sueles plantearte cuando te parece que no está funcionando) sin hablar antes con el médico. Por ejemplo, si estás aplicando un colirio a tus ojos para reducir una conjuntivitis y percibes que el fármaco no está controlando adecuadamente tu problema, no puedes dejar de instilarlo por tu cuenta; debes consultar al médico si continúas, lo cambias o lo dejas.
4. Conocer el efecto de tus medicamentos. Pregúntale al médico o al farmacéutico lo que desees saber acerca de los efectos de tu medicación, para que sepas qué esperar del tratamiento que estás siguiendo. También debes averiguar si otras drogas, productos de venta libre o alcohol deben ser evitados al utilizar una medicación concreta debido a las contraindicaciones que presentan.
5. Nunca debes usar la receta de otra persona. Todos somos diferentes y el tratamiento debe ser personalizado. Aunque creas que tienes una enfermedad parecida, es posible que no sea así o que el medicamento o la dosis que le han recomendado a tu amigo no resulten adecuados para ti.
6. No debes adquirir ningún medicamento fuera de los cauces sanitarios bien establecidos y recomendados por las autoridades responsables. Existen numerosos puntos de venta que ofrecen medicamentos tanto de los que deben ser dispensados con receta como de los considerados de venta libre que son falsos y podrían ser peligrosos para el consumidor. Se ha multiplicado el número de consumidores de productos anabolizantes, proteínas y vitaminas, especialmente entre quienes dedican su tiempo a moldear su cuerpo. La administración sin control de estos compuestos supone un peligro real para el organismo.

La mejor recomendación es que hables con tu médico si crees que puedes tener un problema con el uso de medicamentos.