Prácticas, pequeña y ligeras, las podemos llevar a cabo con nosotros para unos retoques de última hora. Las esponjas de maquillaje son perfectas para la base y el corrector. Cómo mantenerlas limpias y libres de gérmenes Los accesorios y productos que nos aplicamos en el rostro deben estar siempre lo más ...
Prácticas, pequeña y ligeras, las podemos llevar a cabo con nosotros para unos retoques de última hora. Las esponjas de maquillaje son perfectas para la base y el corrector.
Los accesorios y productos que nos aplicamos en el rostro deben estar siempre lo más limpios posible para no obstruir los poros, ni irritar la piel. De aquí que limpiar las esponjas tras su uso sea fundamental tanto para alargar su duración, como para mantener a raya los gérmenes y la salud de tu piel. Por las características propias del material del que están compuestas, las esponjas absorben producto en su interior. Si aplicamos base de maquillaje nueva sobre base seca, ésta no está en las mejores condiciones para acabar en tu piel, y puede afectar a su salud. Las esponjas no solo acumulan restos de maquillaje, también células muertas, aceites e incluso bacterias. Si no se limpian periódicamente, estos residuos terminan de nuevo en nuestro rostro y el resultado del maquillaje no será el esperado.
La fórmula mágica sigue siendo el agua y jabón. Lo ideal sería lavarlas siempre tras su uso para evitar la proliferación de gérmenes y dejarlas listas para tu próximo look, pero a veces las prisas nos dan poco margen. Al menos una vez a la semana sería bueno hacerlo, también hay que tener en cuenta el número de veces que se utilizan. Si es a diario o no.
Paso 1
Humedece la esponja con agua fría y pon unas gotas de jabón neutro, champú para bebés o un limpiador específico (evita usar jabón lavavajillas, es cierto que son efectivos retirando la grasa, pero tienen activos que son agresivos para tu piel y es difícil eliminar en su totalidad los restos de dicho producto de tu esponja de maquillaje. Además pueden deteriorar el material. Truco: utiliza unas gotitas de jabón, no te pases, porque si no te costará mucho aclararla del todo.
Paso 2
Presiona suavemente varias veces para introducir el jabón en el centro de la esponja.
Paso 3
Enjuágala hasta que el agua salga totalmente clara. Déjala secar en un lugar ventilado. Nunca la encierres en un cajón o recipiente hermético, debe de estar bien seca antes de guardarla. En el caso de que tengan manchas muy resistentes, puedes sumergirlas durante la noche en un recipiente con agua tibia y un limpiador líquido específico o jabón neutro. Y aclararlas al día siguiente.
Tampoco es recomendable hervir las esponjas, las altas temperaturas pueden afectar a su estructura y podrían deshacerse. En internet encontrarás videos que recomiendan utilizar el microondas para limpiarlas, las altas temperaturas pueden afectar a su composición, debes tener cuidado con eso si optas por esta opción.
Es un paso del que a menudo nos olvidamos, pero muy importante. Una vez aclaradas, sin restos de jabón, hay que escurrirlas bien. Para ello puedes utilizar una toalla para que absorban toda la humedad posible, y luego déjalas secar al aire. Una forma de hacerlo es ponerla en una bolsita de redecilla y colgarla en un tendedero hasta que notes que están totalmente secas. Puedes dejarlas también sobre una toalla en una superficie plana o incluso agilizar el proceso con la ayuda de un secador. Si cuando las guardamos contienen algo de humedad, pueden generar moho.
Por último, si notas que tu esponja deja restos o borlitas es que ha llegado el momento de cambiarla, es una pequeña inversión que notarás mucho en el resultado del maquillaje.
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