Se cree que, tras la vuelta al cole, al menos la mitad de los niños tendrán algún problema desarrollado con el sueño. De hecho, una parte de ellos, al menos un 4%, necesitará tratamiento para acabar con su trastorno nocturno.

Estos trastornos del sueño guardan relación con un sueño inadecuado, poco reparador o con su aparición en momentos no programados, lo que se conoce como cronodisrupción. En este último caso, el niño muestra un desequilibrio entre el reloj interno y el externo o ambiente que lo rodea.

Las consecuencias de la falta de sueño

Cuando dormimos, el cerebro descansa y se desintoxica para que al día siguiente pueda estar activo. Si los niños no duermen lo que deberían, a la mañana siguiente se encontrarán con mayores dificultades para concentrarse y aprender. Además, se verán incapaces de controlar el mal humor y su sistema de defensas se verá afectado, aumentando el riesgo de contraer ciertas patologías, como diabetes u obesidad.

Estos problemas de sueño han aumentado en los últimos años como consecuencia de la llegada de las nuevas tecnologías y horarios poco adecuados para ellos. Por otro lado, el juego al aire libre y el contacto con la naturaleza ha ido decayendo. Ahora, nuestras costumbres son otras y, tras la llegada de una jornada escolar habitual, el mal empleo de la tecnología junto a esos horarios inadecuados, impiden una correcta higiene del sueño.

Así, muchos niños padecen un déficit crónico de sueño, por culpa de unos horarios de sueño que no les beneficia en nada. ¿El resultado a largo plazo? El condicionamiento forzoso de su calidad de vida futura.

Consejos para empezar con buen pie la rutina escolar

Los pequeños necesitan un tiempo prudencial para adaptarse a los nuevos horarios y circunstancias tras la vuelta al cole. Se trata de un periodo de adaptación que en los niños suele ser más complicado (más aún cuando no han ido al colegio durante meses como consecuencia del coronavirus).

La rutina escolar puede llevarles a presentar algún trastorno en forma de ansiedad, apatía, decaimiento, tristeza, cansancio e incluso falta de concentración. Ahora bien, estos problemas pueden solucionarse a través de unos sencillos consejos. Basta con adaptar los ritmos del pequeño al nuevo horario que deberá seguir dentro de poco tiempo.

Esto significa que los padres deberán adaptar su rutina progresivamente para que su vuelta a la etapa escolar no le resulte tan difícil. Tal vez es buena idea hacer que cada dos días se levante, desayune, coma, cena y se acueste, tal y como lo haría si estuviera en el colegio. Así, le resultará más sencillo amoldarse y superar ese periodo de adaptación.

Para que su vuelta al cole sea feliz y no le cause ningún contratiempo físico y emocional, se recomienda cumplir los horarios incluso los fines de semana. También resulta muy beneficioso hablarles de cosas positivas sobre el nuevo curso y preparar juntos el material escolar que necesitará. De la misma manera, no hay que transmitirles nuestros miedos o ansiedades al volver al trabajo, dándoles en todo momento apoyo y confianza.