Hoy día existen nuevas formas de alimentación en las que no se consume carne como es el caso de las personas veganas o vegetarianas. Cada vez son más los que se apuntan a este tipo de alimentación por cuestiones de ética, para cuidar el entorno o por motivos de salud.

Lo cierto es que son varias las razones que llevan a mucha gente a emplear ciertos sustitutos de la carne. Desde aquí hemos querido desgranar algunos faltos mitos relacionados con ella para desmentir lo que creías como cierto. ¡Toma nota!

La carne roja no es saludable

Si comparamos la carne roja con otro tipo de carne como la magra, siempre termina perjudicada. Su mala imagen la persigue, aunque en algunos casos está justificada, principalmente cuando abusamos de ella siendo especialmente dañina para nuestro organismo.

Sin ir más lejos, la OMS estableció hace algunos años que la ingesta de carne roja puede explicar la aparición de carcinomas. De hecho, numerosos estudios lo han respaldado, hallando evidencias de que la carne roja puede aumentar las posibilidades de sufrir determinados tipos de cáncer, como el de próstata o el de páncreas.

Ahora bien, la carne roja en sí misma no es mala, tan solo si la consumimos en exceso o si apostamos por un procedimiento inadecuado, lo que es carne ultraprocesada.

La carne blanca es mejor para la salud

Básicamente la principal diferencia entre una u otra se debe a la presencia de la mioglobina en la carne roja. Esta proteína con capacidad inflamatoria y oxidente es la responsable de concederle esa tonalidad tan característica. Puesto que la carne blanca posee un nivel de concentración inferior, se dice que es más saludable.

Sin embargo, algunos estudios han descubierto que la carne blanca no es tan buena como pensábamos. Y es que, tal y como sucede con la carne roja, si abusamos de ella puede acarrear un aumento del nivel de colesterol.

El cuerpo necesita la proteína de la carne

En algunas ocasiones hemos escuchado de nuestras madres o abuelas aquello de que nuestro cuerpo necesita las proteínas de la carne para funcionar correctamente. Sin embargo, esas proteínas podemos encontrarlas en otros alimentos como los frutos secos o las legumbres, e incluso en sustitutos de la carne como el tofu o el seitán. De hecho, muchos vegetarianos no consumen carne y ello no implica necesariamente un déficit de proteínas.

Comer bajo las etiquetas "todo natural" o "sin añadidos"

Hoy día contamos con suficiente información como para saber la composición de cada uno de los alimentos que adquirimos en las grandes superficies. Sin embargo, muchas veces nos dejamos llevar demasiado por su etiquetado y cuando vemos las etiquetas "todo natural" o "sin añadidos", creemos que esos productos son más sanos y nos fiamos completamente de ellos.

El consumo de carne explica la aparición de enfermedades

Algunos estudios relacionados con la carne le atribuyen la aparición de algunas enfermedades como sucede con el cáncer, la diabetes tipo B o los problemas cardiovasculares. Ahora bien, ya hemos hablado de cuáles son las condiciones que han de cumplirse para aumentar el riesgo de contraer este tipo de dolencias. De hecho, el consumo moderado de carne no conlleva ninguna amenaza contra la salud.