1 de cada 3 sufre incontinencia urinaria tras el parto. Mucha gente lo asocia a la episiotomía, pero no tiene por qué ser así. Tras dar a luz, el suelo pélvico se encuentra débil, por lo que el esfínter uretral no tiene tanta fuerza. "Si nuestro suelo pélvico no tiene la fuerza y el tono suficiente, el esfínter no cerrará bien. Yo siempre digo que el esfínter es como la llave de paso de un grifo, si no se termina de cerrar bien al final hay escape de orina", explica Elena Valiente, fisioterapeuta especializada en suelo pélvico, durante la presentación de las novedades de productos de la marca Enna.

Una de las principales causas para que el suelo pélvico se debilite es que tanto mujeres como hombres ni siquiera saben dónde está, ni lo reconocen. "Si no localizas esa musculatura, tampoco la trabajas. Y si no la trabajas, como cualquier otro músculo del cuerpo, al final se debilita", subraya.

Otros motivos también frecuentes son los embarazos, la edad, los partos, la menopausia por la caída de estrógenos, el estreñimiento, el sobrepeso y determinadas prácticas deportivas que llevan asociadas hiperpresión abdominal.

¿Qué es el suelo pélvico?

Ahora bien, ¿sabemos realmente qué es el suelo pélvico? Nunca está de más recordarlo. Valiente lo define como un conjunto de músculos, fagias y ligamentos que cierran la pelvis en su parte inferior. "La principal función es la de sostén, ya que ayuda a estabilizar la pelvis junto a la musculatura abdominal, y se encarga de mantener los órganos. En el caso de la mujer, la vejiga, el útero y el recto".

Además, es fundamental para la incontinencia, tanto urinaria como fecal, "porque controla los esfínteres". Por otro lado, juega un papel muy importante en la sexualidad, "ya que al tapizar las paredes vaginales, hace que si nuestro suelo pélvico está débil, se pierda tensión en esas paredes y tengamos menos sensibilidad a la hora de mantener relaciones. Si está hipertónico, sucede lo contrario, es decir, esas mujeres sufren dolores durante la penetración", detalla la especialista.

Aunque creamos que todo es musculatura, solo el 20% del suelo pélvico es tejido muscular. El 70% restante es tejido conjuntivo. Con lo cual, sostiene la fisioterapeuta, "es muy importante mantener esa musculatura fuerte, porque si no la trabajamos al final estamos tirando siempre de ese tejido conectivo y eso ya es mucho más difícil recuperarlo".

Ejercicios de Kegel

Es ahí donde entran los ejercicios de Kegel, diseñados para fortalecer los músculos del suelo de la pelvis. Los diseñó con bastante éxito el ginecólogo estadounidense Arnold Kegel a principios del siglo XX, para las mujeres que acudían a la consulta tras los partos quejándose de pérdidas de orina. Una de las cosas que se pueden mejorar con este método es la propiocepción, es decir, que la mujer reconozca donde está esa musculatura y como trabajarla. "Porque si lo conocemos, aunque esté débil, tenemos herramientas para trabajarlo y así evitar los problemas de suelo pélvico", señala.

Sin embargo, es difícil para el especialista enseñar a hacerlos. Lo ideal según Elena Valiente es la autoexploración. "Si te tocas y sientes como se mueve esa musculatura, es mucho más fácil hacer el ejercicio". Lo más sencillo es sincronizarlo con la respiración. "Al principio, si no tienes mucho control, puedes tumbarte boca arriba para relajar toda la musculatura abdominal, tener la espalda bien apoyada, y la pelvis en posición neutra. Inhala por la nariz llenando la caja torácica, y cuando exhales, imagínate que quieres cerrar la vagina y el ano manteniendo el pis y los gases. Una vez que ya lo controles, puedes hacerlos sentada".

Esta rehabilitación siempre es la primera vía de trabajo de los fisioterapeutas para tratar la debilidad de la musculatura, ya que es la técnica menos invasiva y no tiene efectos secundarios. Su porcentaje de éxito es bastante satisfactorio, como concluye Valiente. "Se estima que más del 70% de los casos se mejoran gracias a las técnicas que utilizamos en al rehabilitación de suelo pélvico".