Combate el desperdicio con una correcta conservación de los alimentos

Merce Rey 

Aplicando estos sencillos trucos tus alimentos se mantendrán frescos por más tiempo sin que tengan que perder sus propiedades. Aprende a organizar cada uno de ellos en el interior o exterior de la nevera para no llevarte disgustos innecesarios.

16/11/2020

No se trata de llegar de hacer la compra del supermercado e ir distribuyendo los productos como si fuese un "Tetris", en el que hubiese que ir poniendo cada pieza donde hubiese un hueco, sino que se trata de ir almacenando cada elemento en su lugar correspondiente para evitar intoxicaciones ...

No se trata de llegar de hacer la compra del supermercado e ir distribuyendo los productos como si fuese un "Tetris", en el que hubiese que ir poniendo cada pieza donde hubiese un hueco, sino que se trata de ir almacenando cada elemento en su lugar correspondiente para evitar intoxicaciones y bacterias. Y es que en los hogares españoles se tiraron a la basura nada más y nada menos que 1.352 millones de kilogramos/litros de comida y bebida en 2019, según un estudio elaborado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) junto con la Asociación de Fabricantes y Distribuidores (AECOC). De esa cifra, 1.146 millones pertenecen a productos que no están elaborados, como es el caso de frutas, hortalizas o verduras, mientras que 206 millones se corresponden con platos cocinados, entre los que se encuentran sopas, purés, cremas, así como platos de carne o arroz.

El frío no es un fiel compañero para todos

Tu frigorífico no es un cajón de sastre en el que puedas ir metiendo todos los alimentos que se te pongan por delante, hay algunos que no necesitan el frío para conservarse, les llega con la temperatura ambiente. Por ejemplo, los tomates no es recomendable guardarlos en la nevera, puesto que pierden sabor. También evita meter los plátanos, siempre y cuando estos no estén muy maduros. Tampoco se te ocurra guardar el pan en su interior, puesto que se estropea con una mayor rapidez. Es mejor que optes por el congelador. Si lo conservas en el exterior, prueba a envolverlo en un paño de tela seco. El ajo y la cebolla, como buenos primos hermanos, debes guardarlos juntos, pero no dentro de la nevera, sino en lugar fresco y seco. A no ser que los hayas picado previamente, en ese caso sí podrían estar aquí, pero almacenados en un hermético de cristal. Lo mismo ocurre con las patatas, que no necesitan estar sometidas a frío para conservarse. Otros alimentos que no le viene bien este clima es la piña, el melón, el mango, la miel, o incluso, el chocolate.

Cada alimento en su sitio

Lo ideal es que aquellos que vayan a caducar primero los pongas delante de todo, así evitarás disgustos innecesarios teniendo que tirarlos a la basura sin consumirlos. Los champiñones deben almacenarse sin lavar porque se oxidan. Pero al tratarse de un producto delicado, es mejor que lo consumas rápido, por lo que es preferible que los compres, a poder ser sin ser en láminas, y el mismo día que los vayas a preparar. Retíralos del envase o de la bolsa y guárdalos en un táper de cristal en el lugar menos frío de la nevera. En el cajón de debajo de todo coloca las verduras y frutas, pero antes de almacenarlas lávalas bien con agua, sobre todo ahora en época de pandemia, eliminando aquellas hojas o piezas dañadas. Aunque no se deben juntar con las manzanas, ya que estas emiten gas etileno, que provoca que otros alimentos que están cerca y son sensibles a este compuesto se deterioren antes. Si tenemos más de un cajón, es preferible separar las verduras de las frutas. Encima de este estante, es el lugar idóneo para colocar productos frescos como carnes y pescados.

En la puerta, ¿qué alimentos pueden ir? Se trata de la zona menos fría de la nevera, en ella se almacenan las mermeladas, la mantequilla, las bebidas o las salsas. Las baldas superiores o medias están destinadas a la leche, los yogures, los quesos o aquellos alimentos que ya han sido abiertos (conservas, por ejemplo), así como los que hayan sido cocinados previamente, y hayan sobrado. En este caso, también puedes optar por congelar estos platos en un táper o envasarlos al vacío. Lo mismo ocurre con las carnes y pescados que hayas comprado y no te los vayas a comer al instante, mételos en una bolsa con cierre hermético.

Y los huevos, ¿qué hago con ellos? En el supermercado los encontramos en un estante a temperatura ambiente. Sin embargo, se recomienda no guardarlos en la puerta del frigorífico, sino en la zona menos fría del mismo, puesto que no pueden someterse a cambios bruscos de temperatura.

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