Las emociones, positivas o negativas, que se producen ante cualquier acontecimiento que sucede en nuestra vida, ya sea conseguir un objetivo, manejar nuestro estrés o superar obstáculos y adversidades, pueden servirnos de ayuda y hacernos felices. O bien hundirnos en un profundo dolor, según nuestra capacidad para manejarlas. Y es ...
Las emociones, positivas o negativas, que se producen ante cualquier acontecimiento que sucede en nuestra vida, ya sea conseguir un objetivo, manejar nuestro estrés o superar obstáculos y adversidades, pueden servirnos de ayuda y hacernos felices. O bien hundirnos en un profundo dolor, según nuestra capacidad para manejarlas. Y es aquí donde entra en juego la inteligencia emocional.
Porque identificar y gestionar, de la mejor manera posible, el estado emocional es una habilidad que algunas personas poseen. Y esta capacidad les va a permitir controlar sus impulsos y facilitar su relación con los demás, ya que disponen de habilidades sociales para relacionarse con las personas que les rodean, en un ambiente positivo y cordial.
Por eso resulta tan importante saber percibir, expresar y gestionar nuestras emociones. Porque cuanto más comprendamos estos aspectos de nosotros mismos, mejor será nuestro desarrollo social.
- Piensa en tus reacciones: a veces, ante determinadas circunstancias, nos dejamos llevar por el enfado, la ira, la rabia..., y terminamos discutiendo con la otra persona. Aquí la inteligencia emocional nos ayudaría a gestionar esa rabia y no tomarnos dicha secuencia como algo personal.
- Modifica tus emociones: con las emociones ocurre lo mismo. En ocasiones nos superan y no podemos (o no sabemos), cómo gestionarlas ni cómo actuar ante una determinada situación, ya sea personal o laboral. En este caso, la inteligencia emocional nos permitirá contar con las habilidades suficientes para controlarnos y ver el problema desde otro punto de vista, más calmado. Esto nos ayudará a encontrar antes la solución al conflicto.
- Ve tus emociones como desafíos: también es muy importante aprender a reconocer nuestras emociones negativas y ver las situaciones difíciles como un reto. Porque las emociones nos impulsan a actuar de una determinada manera o pensar de manera diferente, por eso es importante gestionarlas bien. Sobre todo, porque las personas con habilidades emocionales bien desarrolladas suelen ser más efectivas en su vida.
- Ponte en el lugar del otro: algo muy difícil hoy en día, en esta sociedad tan egoísta en la que vivimos. Pero es algo fundamental para contar con una buena inteligencia emocional y para el desarrollo de nuestras habilidades sociales.
Así, habilidades prácticas como la empatía, la capacidad de motivación, la capacidad de controlar cómo exteriorizamos nuestras emociones o el liderazgo son aspectos a tener muy en cuenta como indicadores de la inteligencia emocional. Y suelen manifestarse, con mayor intensidad, en aquellas personas emocionalmente inteligentes.
Además, cabe destacar que la inteligencia emocional desempeña un papel fundamental para lograr el éxito o el fracaso en las relaciones personles, de todo tipo: ya sean sentimentales, familiares, de amistad o los vínculos laborales que se forjan entre compañeros de trabajo.
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