Y como quien no quiere la cosa, ¡boom! Navidad. Después de todo lo vivido este año, parece mentira que ya se esté acabando por fin. Aunque aún quedan superar seguramente las navidades más raras de nuestra vida. Unas en las que tenemos que estar en casa a la 1:30 y no nos podemos reunir con la mayoría de nuestros seres queridos. Mucho menos, repartir abrazos y cariños.

En un período navideño marcado por la pandemia, cada comunidad aplica su propia estrategia, pero lo cierto es que no van a ser ni mucho menos las fiestas a las que estamos acostumbrados. Es lo que toca, claro está. Asumirlo no significa que afecte menos. De hecho, ya sobrevuela un nuevo término para denominarlo: coronavidad. Como viene siendo habitual en estos meses, la ansiedad puede empañar esta festividad entrañable.

Prestar atención a la salud mental

Los problemas de salud mental están teniendo mucho protagonismo durante esta pandemia. Sentir ansiedad, angustia no es algo que se puede controlar. Más al sentir que por mucho espíritu que le pongamos a estas fechas, no van a ser igual. En el mejor de los escenarios, no habrá fiestas de Nochevieja, ni comidas de empresa, ni grandes festejos, ni cabalgatas de Reyes.

Si bien en cierto modo se necesitan de estas celebraciones ahora más que nunca para levantar el ánimo de todos, el pesimismo puede pesar más a veces que todo lo bueno de la balanza. Sobre todo con la de meses que llevamos cargando sobre la espalda incertidumbre, falta de libertad y miedo, y el agotamiento mental es más real.

Mantener el espíritu festivo

A pesar del contexto tan particular, se puede mantener el espíritu festivo según los expertos. Lo principal es buscar la forma de que la familia se sienta unida, organizando reuniones. Si no pueden ser presenciales por las restricciones, mejor de manera telemática que no tener ningún tipo de contacto.

Además, en vez de pensar la larga lista de tradiciones vetadas, es mejor enfocarse en el conjunto de rituales que sí podemos realizar. Empezando por decorar la casa, preparando la receta navideña favorita, escuchando a Michael Bublé en bucle o endulzándote el paladar con los dulces típicos. Al final todo depende de la actitud. Afrontarlas como unas navidades diferentes en vez de como un año perdido. Y por supuesto, no renunciar a celebrarlas de la manera que sea.

Toca reinventarla y adaptarla a las limitaciones, sustituir las carencias afectivas con ingenio. Ya lo hicimos en el confinamiento, y todo sea porque las Navidades de 2021 vuelvan a la normalidad.