Acudir al especialista resulta imprescindible para detectar cualquier problema incipiente o resolver los que ya se están padeciendo. El diagnóstico no debe asustarnos porque existen infinidad de soluciones que el dentista conoce y puede aplicar a cada situación concreta.

1. El bruxismo se relaciona con el hecho de que, cuando el enfermo aprieta la mandíbula, el roce continuo de los dientes puede causar el desgaste del esmalte quedando la dentina expuesta y causando dolor.

2. La caries es un proceso que provoca la destrucción del diente, que debe ser limpiado, saneado y empastado por el dentista. En su aparición inciden varios factores entre los que destacarían: los azúcares ingeridos, las bacterias que se depositan sobre los dientes y la predisposición personal. Los dos primeros son evitables y fáciles de controlar: no comer alimentos azucarados y limpiar correctamente la cavidad bucal.

3. La gingivitis se refiere a la inflamación y debilidad del tejido de las encías que pueden causar sensibilidad dental y el dolor.

4. La periodontitis, que se inicia como una inflamación en las encías y, si no se trata adecuadamente, acaba destruyendo el hueso y el tejido que mantiene a los dientes en su lugar, provocando su caída. La solución debe aplicarse en etapas iniciales realizando una limpieza adecuada y utilizando los productos que el dentista aconseje para minimizarla.

5. La sensibilidad dental, podría definirse como "las molestias y el dolor que aparecen en los dientes al beber líquidos a temperaturas frías o calientes, al comer ciertos alimentos, al tocar ciertas superficies de los dientes, etc.". Se produce por la exposición gradual de la parte más blanda y sensible del diente, llamada dentina. El ataque de ciertos elementos va degradando el esmalte que la protege y evita su contacto con el exterior hasta que queda sin protección.

La prevención es la mejor opción para evitar la aparición de cualquiera de estos problemas. Sería recomendable:

1-Realizar un cepillado adecuado con la frecuencia correcta (tres veces al día durante dos minutos), utilizando un cepillo suave, dentífricos remineralizantes (que endurecen el esmalte) o desensibilizantes específicos si ya se padece sensibilidad dental, pues minimizan los síntomas.

2. Limpiar cuidadosamente entre los dientes utilizando seda o hilo dental.

3. Utilizar un rascador de lengua para eliminar los restos y las bacterias que hayan podido quedar adheridas a la superficie.

4. Enjuagar con colutorios adecuados recomendados por el dentista. Puede resultar adecuado utilizar los enriquecidos en flúor.

5. Evitar el consumo de alimentos ácidos y lavar inmediatamente los dientes tras su ingesta.

6. Consumir chicles específicos cuando no es posible lavarse los dientes tras la ingesta de comida.

7. Reducir el rechinar y el apretar de dientes usando una férula bien ajustada indicada por el dentista.

8. No utilizar palillos para limpiar los dientes ni cortar con ellos ningún objeto que pueda dañarlos (hilo o celofán, por ejemplo), pues producen microlesiones puntuales que favorecen la alteración del esmalte.

9. Acudir a las revisiones pautadas por el dentista y seguir sus recomendaciones.