El mundo está pensado para dos. Parece que tenemos una predisposición para compartir la vida en pareja. Imagino que el rasgo natural es una de las principales causas para que entendamos nuestra sociedad desde una perspectiva de dos. Y esto puede ser maravilloso; encontrar a alguien con la que compartir tu amor, tus aficiones, tus alegrías y tristezas…tus días. Pero todo eso también se puede convertir en una tortura; sobre todo si has tenido experiencias traumáticas con tu pareja.

No sé si te habrán dejado alguna vez, pero todo aquel que lo haya podido experimentar te dirá que es uno de los peores momentos que puede sufrir un ser humano. Sobre todo si se trata de una relación de larga duración, y además, con un final tortuoso.

Cuando una relación se rompe existen varios afectados. Por un lado, aquél que decide directamente acabar con la misma; por otro lado, la persona que ha sido dejada, y también, los daños colaterales en otras personas, como lo puedan ser las amistades, familiares, etc. Que se ven salpicados por esa separación.

Y  no importa quién te toque ser: el dejado, o el que deja; se pasa mal de cualquier forma. Sentimientos como frustración, tristeza, miedo, inseguridad, celos…serán tus compañeros de viaje a partir de ese momento. Y si quieres dejarlos a un lado deberás trabajar desde tu interior para conseguirlo. Unas personas lo lograrán antes y otras después, no importa; lo importante es poder librarse de todas esas sensaciones.

Cuando una relación de pareja se termina hay que entender que se va a  sufrir, y que eso es normal. Pero eso sí, no hay que estar mal toda la vida; sólo lo necesario, el tiempo que necesites para liberar aquellos sentimientos negativos, que te producen malestar.

Una vez que se ha sufrido psíquica, emocional e incluso físicamente, es momento de curarse, e intentar salir reforzado de esa experiencia. Recuerda que estamos aquí para experimentar y aprender de esas acciones. Lograr que sea útil todo aquello que nos suceda. Para ello, debemos, en primer lugar, entender que las relaciones pueden ser no eternamente duraderas, si no que es bastante usual que una pareja se rompa. Entender la naturaleza de las cosas nos ayuda a asimilarlo mejor. La vida y la muerte son compañeros de viaje inseparables, no aceptarlo sólo nos conducirá al sufrimiento.  

Ahora es momento de aprender de nuevo a vivir solos y ser feliz siéndolo. La vida te ofrecerá maravillosas sorpresas emocionales si estás dispuesto a aceptarlas, a aprovecharlas y a romper con los antiguos apegos. ¿Quieres intentarlo? ¿Quieres volver a ser feliz?