Carmen Reija
El crudivorismo es un movimiento que se extiende por todo el mundo y preconiza la idea de comerlo todo crudo. Puede hablarse de: “Genérico”, basado en alimentación vegetariana u ovolactovegetariana con un 75% de crudos. “Alimentos vivos” incluye brotes y alimentos crudos fermentados. “Higiene natural” promueve el uso ocasional de leche fresca, queso o huevos y alguna verdura cocida.
Los expertos señalan que el consumo de alimentos crudos podría ser ventajoso, pues son ricos en compuestos reguladores y antioxidantes y contienen enzimas que ayudan a hacer la digestión, optimizando el aprovechamiento de los nutrientes. En su composición, destacan: vitaminas, sales minerales, oligoelementos, fibra, enzimas y otros fitoquímicos. Los alimentos crudos ...
Los expertos señalan que el consumo de alimentos crudos podría ser ventajoso, pues son ricos en compuestos reguladores y antioxidantes y contienen enzimas que ayudan a hacer la digestión, optimizando el aprovechamiento de los nutrientes. En su composición, destacan: vitaminas, sales minerales, oligoelementos, fibra, enzimas y otros fitoquímicos.
Los alimentos crudos (como verduras y frutas) conservan íntegramente sus nutrientes, ya que algunos se destruyen al calentar los alimentos. Introducir crudos (mejor orgánicos y frescos) mejora el valor nutricional del menú, resultando ideal consumir 40-50% de alimentos crudos en cada comida e ir adaptándose poco a poco.
Como ventajas:
-Masticas más y mejor, lo que reduciría la hinchazón abdominal y los gases.
-Las enzimas mejoran las digestiones, combatiendo la dispepsia y la flatulencia.
-Resultan más digeribles y ligeros.
-La fibra ayuda a controlar la glucemia y el peso corporal, por lo que son buenos en diabetes y obesidad.
-Mejoran el equilibrio intestinal, lo que favorece la absorción de nutrientes y la producción de sustancias de interés para la salud.
-Aportan más energía vital porque el calor elimina o reduce el contenido en vitaminas, antioxidantes y sales minerales. Destacar como excepción el licopeno del tomate que es más activo tras la cocción.
-Retrasan el envejecimiento porque aportan antioxidantes que neutralizan los radicales libres formados en el organismo por el consumo de tabaco, la polución ambiental, las radiaciones solares, etc.
-Ayuda a regular el equilibrio sodio-potasio. Con la alimentación tradicional ingerimos sodio en exceso y poco potasio.
-El estreñimiento mejora con alimentos crudos ricos en fibra (que acelera el movimiento intestinal, capta agua, aumenta el volumen fecal y favorece la evacuación de las heces).
-Ahorras tiempo y energía para cocinar.
Desventajas:
-Transmisión de enfermedades por bacterias que serían destruidas con el calor de la cocción.
-Algunos pueden producir hinchazón y gases.
-Generan sensación de frio en invierno.
-Contienen los denominados antinutrientes que dificultan la absorción de algunos nutrientes y serían destruidos con la cocción. Son antinutrientes las saponinas de las legumbres o los taninos de té y café que dificultan la absorción de hierro, la avidina de la clara de huevo que impide la absorción de vitamina B 8 o fitatos y oxalatos de los vegetales que impiden la absorción de hierro y calcio.
-Algunos alimentos mejoran su sabor al cocinarlos. Carne, pescado o marisco saben mal crudos, se descomponen rápidamente y pueden contener bacterias.
No pueden faltar Además de los del reino vegetal, no debemos olvidar que también se toma crudo: sushi, lácteos, carpaccio, etc. Destacaremos:
-Ensaladas: como quieras y en todas sus variedades. Elige brotes tiernos y ya envasados en atmósfera especial (hay muchas marcas que lo comercializan con estándares de calidad muy altos) y combínalos con fruta fresca o desecada, frutos secos, pavo, pollo, huevo cocido, etc. manipulados en condiciones higiénicas.
-Fruta: de todo y siempre. Opta por la natural y fresca, resultando perfecta la de temporada.
-Frutos secos; castañas y avellanas (muchos antioxidantes), nueces, sésamo (cuidado los alérgicos), pipas de girasol o calabaza, etc. No abuses; consúmelos moderadamente.
-Frutas desecadas: pasas, orejones, higos, dátiles, ciruelas, que son fuente de energía (muy calóricos) y concentran los nutrientes de las frutas frescas.
-Aceites: mejor crudos, porque se oxidan y se reduce su calidad organoléptica y nutricional. Los vírgenes en crudo son ricos en ácidos monoinsaturados, muy recomendables para el corazón.
Menú casi crudo
Desayuno: un zumo de manzana, zanahoria y apio; zumo de melón y piña; muesli (avena, trigo, cebada, dátil, pasas, nueces, avellanas, frutas rojas, etc.) con leche desnatada.
Media mañana: barrita orgánica de cereales con avellanas; zanahoria y/o apio al natural; tres dátiles; un té verde con miel.
Comida: ensalada de verduras frescas crudas (lechuga, espinacas, tomate, cebolla, rúcula, nueces, etc.) y una rebanada de pan integral fresco. Legumbres frescas con arroz integral y tomate. Yogur natural.
Merienda: macedonia con zumo de limón y miel.
Cena: Verduras cocidas al vapor (judías con tomate) con pasta, arroz o patatas cocidas. Brécol o coliflor con patata y un chorrito de aceite de oliva virgen.
Más información en vivirsalud.imujer.com
¿Quieres escuchar nuestros podcast ? Únete a nuestra comunidad y sumérgete en un mundo de inspiración y empoderamiento para la mujer moderna.
Las últimas tendencias en salud, maternidad, viajes, cultura y feminismo en nuestra revista.
Acceso a noticias y newsletters exclusivas
Descarga de materiales únicos, como webinars, podcasts o vídeos
¿Te lo vas a perder?
Acceder