No debemos olvidar incluir vitamina C (en cítricos, brécol, tomate, pimiento), vitamina E (aguacates, carne, marisco), caroteno (zanahoria, salmón, mango), flavonoides (arándanos, té verde, chocolate negro, fresas) y la B 1 (levadura, leche, frutos secos) que actúan en todo el organismo pero resultan especialmente eficaces a nivel de nuestra visión.

También se recomienda evitar el consumo excesivo de carbohidratos, harinas refinadas y bollería industrial y sustituirlos por sus homólogos integrales que mantienen mejor las propiedades nutricionales de interés para nuestro organismo. No debes eliminarlos completamente, pues son una fuente de energía imprescindible.

Para prevenir enfermedades oculares relacionadas con la edad como la DMAE, síndrome de ojo seco, cataratas, visión nocturna, pérdida de agudeza, etc. debemos seguir unos hábitos saludables e incluir en nuestra dieta:

-Verduras de hoja verde (espinacas, coles, lechuga, etc.) con carotenoides que protegen la retina.

-Pescado (sardina, salmón, caballa, atún, etc.), con ácidos omega 3 que ayudan a proteger al ojo de la DMAE y del ojo seco.

-Brócoli, con carotenoides y vitamina C que forman una sinergia estupenda para cuidar nuestros ojos.

-Gérmen de trigo, fuente de vitamina E que protege los ojos de la acción de los radicales libres, evitando la oxidación celular

-Frutos secos (almendras, avellanas, pipas de girasol, etc.) son fuente de vitamina E.

-Legumbres (garbanzos, lentejas, etc.) son fuente de zinc que libera vitamina A del hígado y ésta actúa protegiendo la retina.

Evita los suplementos vitamínicos porque no se pueden usar libremente; consulta al especialista y no te automediques. Es imprescindible la prescripción y control del médico porque estos compuestos no son absolutamente inocuos y, en muchas ocasiones, ni siquiera son necesarios.

Los últimos estudios revelan que la dietoterapia resulta eficaz como coadyuvante en el tratamiento del ojo seco y se recomienda el consumo de alimentos ricos en ácidos grasos omega-3 (presentes en pescados de aguas frías, vegetales de hoja verde, semillas, etc.) y la disminución del consumo de los que contienen omega-6.

Nuestra recomendación: comer de manera saludable, evitar los ácidos grasos trans, reducir las calorías ingeridas, cuidar las posturas (ante la tele, el ordenador, la consola, etc.), realizar las revisiones periódicas adecuadas, evitar el uso de gafas no homologadas, acudir con los niños a revisión y observar su comportamiento visual, trabajar de manera adecuada ante el ordenador, etc. Una alimentación sana es el complemento ideal del tratamiento pautado por el especialista.

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