Carmen Reija
Aunque es cierto que el sol es beneficioso para nuestro estado de ánimo y nuestra salud (síntesis de vitamina D, mejoría de problemas cutáneos como el acné o la psoriasis, etc.), no lo es menos que debemos prevenir sus efectos adversos (quemaduras solares, cáncer de piel, fotoenvejecimiento, cataratas, etc.) Es necesario que nos protejamos bien: sombreros, cremas solares adaptadas a nuestro fototipo, gafas homologadas, etc.
Los expertos recomiendan protección solar durante todo el año, verano e invierno, pero nos olvidamos de sus consejos cuando queremos broncearnos rápidamente. Es un error que deberíamos evitar, pues la protección diaria es imprescindible para prevenir el envejecimiento cutáneo y la aparición del cáncer de piel. Como primer paso deberíamos conocer ...
Los expertos recomiendan protección solar durante todo el año, verano e invierno, pero nos olvidamos de sus consejos cuando queremos broncearnos rápidamente. Es un error que deberíamos evitar, pues la protección diaria es imprescindible para prevenir el envejecimiento cutáneo y la aparición del cáncer de piel.
Como primer paso deberíamos conocer nuestro fototipo, fundamental para aplicar el protector adecuado. El fotoprotector se define como un producto cosmético que contiene filtros solares que previenen los daños causados por la radiación solar. En ellos se incluye el factor de protección, parámetro que indica el número de veces que el fotoprotector incrementa la capacidad de defensa natural de la piel frente al eritema o enrojecimiento previo a la quemadura. Es imprescindible una utilización racional, siendo mejor broncearse lentamente que someterse a un exceso de radiación. Su uso presenta ventajas, como las siguientes:
-Su correcta aplicación reduce los problemas relacionados con el exceso de exposición a la radiación.
-Los laboratorios incluyen en su formulación un excipiente (que facilita su distribución y lo hace resistente al agua) y principios activos (que actúan como filtros solares y con propiedades antioxidantes, nutritivas, etc.)
-Contienen conservantes, colorantes y perfumes que no causan reacciones alérgicas.
-Sus propiedades químicas permiten su comercialización en forma de cremas, lociones, geles, sprays, etc.
-Deben ser aplicados media hora antes de la exposición para que sus efectos sean óptimos.
Recomiendo acudir previamente a un especialista sanitario (médico o farmacéutico) que nos indique nuestro fototipo y el fotoprotector más conveniente para el uso que pretendemos hacer. También debes consultarles la compatibilidad del sol con la toma de ciertos medicamentos fotosensibles (como los antibióticos o algunos antidepresivos) o la necesidad de cubrir las cicatrices y lunares para evitar la aparición de manchas solares.
Elegir el idóneo resulta complicado, ya que depende de diversos factores como nuestro tipo de piel, el país donde vivimos o al que viajemos, el tiempo que pasemos tomando el sol, etc., siendo la mejor opción preguntar a un especialista y seguir sus consejos. De manera general debemos optar por un fotoprotector con factor elevado, no escatimar en la cantidad, extremar las precauciones en zonas sensibles (cara, cuello, calva, orejas, etc.), ponerlo media hora antes de la exposición al sol y repetir la aplicación a menudo.
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