A las faldas de Montmartre se encuentra el Molino Rojo, construido por el español Josep Oller en 1889 e inmortalizado en los numerosos dibujos del artista Toulouse-Lautrec. Este cabaret fue centro de reunión para quienes deseaban adentrarse en un mundo de colores, sonidos, sabores y experiencias no aptas para todos los públicos y fue pionero en la noche a la hora de realizar los primeros striptease, allá por el año 1890.

Situado en un lugar estratégico donde se encontraban hombres de mala vida y mujeres de dudosa reputación, se erigió el original molino para dar rienda suelta a las noches más alocadas y suntuosas de París. Al principio sólo asistían vecinos de la zona, pero poco a poco el éxito y la fama del local atrajeron a gente de toda la ciudad y también a la aristocracia, que con tal de asistir a los espectáculos del Moulin Rouge no dudó en mezclarse con el resto de ciudadanos.

Espectáculos polivalentes y fuente de inspiración para el cine

Los espejos, las cortinas, las plumas y las lentejuelas fueron testigos del nacimiento del can-can francés de la mano de Celeste Mogador, bailarina que encandilaba a todo el que la mirase. Además, al fondo del molino había un jardín donde descansaba un exótico elefante de yeso, en el que se podía contemplar un espectáculo de danza del vientre desde su interior.

Años más tarde, el emblemático edificio dejó de ser únicamente una meca para los sentidos, y se añadieron espectáculos musicales en los que participaron, entre otros, leyendas como Édith Piaff, Ginger Rogers o Frank Sinatra.

Baz Luhrmann convirtió en 2001 el Moulin Rouge en una película musical que, además de ganar numerosos premios, se ganó el corazón de muchos espectadores. En la película, protagonizada por Nicole Kidman y Ewan McGregor, Satine y Christian comienzan su romance precisamente en el famoso elefante de yeso. Ella es la actriz más importante del Moulin Rouge y él un modesto poeta bohemio que llega a la ciudad en busca de inspiración.

Actualmente sus puertas siguen abiertas y el espectáculo continúa. Si quieres revivir los años más alocados de un París envuelto de arte, no dudes en visitar el 82 del Boulevard de Clichy, en el distrito 18. Puedes reservar tu cena mientras ves el ya tradicional can-can, pero prepara tu mejor vestido y la cartera, porque el Moulin Rouge ha pasado de ser un decadente pub a convertirse en un emblemático teatro lleno de historia.