La gran noche de las estrellas fugaces
Maribel Martínez
Durante la noche del 12 al 13 de agosto, el cielo se llenará con las Lágrimas de San Lorenzo, aunque la cercanía de la luna llena hará difícil disfrutar de este espectáculo
12/08/2014
El 12 de agosto, de madrugada, es el mejor momento para alejarnos de las luces de la ciudad y acercarnos al campo, a la montaña... a cualquier lugar fuera del alcance de la contaminación lumínica que caracteriza las grandes urbes. Un lugar tranquilo, al que llevar una tumbona, una manta, ...
El 12 de agosto, de madrugada, es el mejor momento para alejarnos de las luces de la ciudad y acercarnos al campo, a la montaña... a cualquier lugar fuera del alcance de la contaminación lumínica que caracteriza las grandes urbes. Un lugar tranquilo, al que llevar una tumbona, una manta, una toalla, cualquier elemento que nos permita mirar al cielo cómodamente y ver cómo éste llora. Son las perseidas, o Lágrimas de San Lorenzo, la lluvia de meteoros más popular de todo el año. Tienen lugar la noche del 12 al 13 de agosto y resulta un espectáculo inigualable. Sin embargo, este año se hará difícil de disfrutar ya que, para verlas, es necesario que el cielo esté bien oscuro. Este año, el máximo de las perseidas sucederá dos días después de la luna llena y el brillo de ésta dificultará su observación.
Cada año por estas fechas nuestro planeta cruza la órbita del cometa Swift-Tuttle, que está llena de partículas pequeñas, como granos de arena o menores, que han sido liberadas por el cometa en sus pasos anteriores. Cuando una de estas partículas entra en la atmósfera terrestre, la fricción la calienta hasta vaporizarla a gran altura (unos 100 km). Durante unos segundos, la partícula brilla como si fuera una estrella, y por eso este fenómeno recibe el nombre popular de estrella fugaz. No se trata por tanto de una estrella sino de una partícula de polvo incandescente. Este fenómeno presenta una actividad de cerca de 100 estrellas fugaces por hora, en las mejores condiciones de visibilidad y cuando ocurre el máximo.
El lugar de observación puede ser cualquiera con tal de que proporcione un cielo oscuro. Es preferible observar desde un lugar que tenga pocos obstáculos para la vista (como edificios, árboles o montañas), y no utilizar instrumentos ópticos que nos limiten el campo de visión. Aunque las Perseidas parecen venir de la constelación de Perseo (de ahí su nombre), se pueden ver en cualquier parte del cielo. Lo más cómodo es tumbarse y esperar a que la vista se acostumbre a la oscuridad.
¡Ah! Y no hay que olvidar tener un buen reguero de deseos en la recámara para ir formulando cada vez que veamos una estrella fugaz surcando el cielo.
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