Iván Martín
Es posible fortalecer nuestra fuerza de voluntad aplicando, en nuestra rutina diaría, algunos ejercicios básicos.
Lograr el éxito o alcanzar los objetivos deseados son metas que nos marcamos en nuestra rutina diaria. Tanto en el terreno laboral como en el personal, lograr nuestros deseos o anhelos incide de forma seria en nuestra calidad de vida. Alejarnos de aquello que deseamos da paso a la frustración ...
Lograr el éxito o alcanzar los objetivos deseados son metas que nos marcamos en nuestra rutina diaria. Tanto en el terreno laboral como en el personal, lograr nuestros deseos o anhelos incide de forma seria en nuestra calidad de vida. Alejarnos de aquello que deseamos da paso a la frustración y a la insatisfacción personal.
Para conseguir cualquier cosa que deseemos, es necesaria una dedicación absoluta aderezada con altas dosis de fuerza de voluntad. Es este concepto la base para construir un camino sólido hacia nuestros objetivos.
La fuerza de voluntad se entrena
Muchas personas piensan que la fuerza de voluntad es un concepto innato, se tiene o no se tiene, pero esto es un error. La educación es un valor primordial para desarrollar de manera satisfactoria esta condición, pero la fuerza de voluntad puede entrenarse, con el fin de poder asignar positivamente este valor a nuestra personalidad.
Para aquellas personas que no sepan por dónde empezar, vamos a enumerar una serie de ejercicios básicos que perfilará la fuerza de voluntad en nuestra rutina:
1. Visualizar objetivo. Primer y más importante de los pasos, debemos de tener muy claro que queremos; en que consiste nuestro objetivo, si de verdad lo deseamos. Sus pros y contras, grado de dificultad etc. Una hoja en blanco nos servirá de lienzo para plasmar todas estas cuestiones y las que se nos ocurran, durante el proceso de visualización. Una vez terminado el escrito, si el objetivo descrito no resulta claro, es necesario reflexionar sobre la meta en cuestión y volver a definir sus características.
2. Dividir tareas. Todo trabajo es posible dividirlo en tareas, de este modo la labor se vuelve más organizada, dinámica y transparente. Estas pequeñas tareas facilitan el trabajo y su finalización, eliminado la dispersión en nuestra conducta.
3. Honestidad frente al fracaso. Es muy común, al comenzar un proceso de fortalecimiento de voluntad, caer en los malos hábitos pasados. No debemos de apoyarnos en el desánimo, la frustración o la tristeza; estamos fortaleciendo un punto débil de nuestra conducta y en ocasiones saldrán a relucir sus desventajas. Reconocer esta situación y hacerse más fuerte para eliminarla debe ser la forma de actuar.
4. Reconocimiento. A medida que vayamos finalizando tareas u objetivos, es conveniente reconocernos este hecho, ya sea con pequeños “premios” (ver la tele, dar un paseo etc) o simplemente sintiéndonos orgullosos de lo realizado.
Fortalecer la fuerza de voluntad no es un camino fácil, pues carecer de ella, nos ha envuelto en multitud de vicios aprendidos muy difíciles de borrar en un espacio corto de tiempo. Comienza poco a poco con el proceso de fortalecimiento de la voluntad y verás resultados positivos antes de lo que crees.
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