El silicio es un elemento químico muy común que se encuentra en muchos alimentos como: alfalfa, arroz, soja, remolacha, espinacas, lechuga, cereales integrales, cebolla, cola de caballo, judías verdes, diente de león, puerros, tomates, zanahoria, aguacate o avena. Es la mejor forma de asimilación para nuestro organismo.

La silicoterapia es una técnica usada desde la antigüedad que aprovecha las propiedades curativas de este elemento. Sus seguidores se basan en que las células de nuestro cuerpo funcionan por impulsos eléctricos que se transmiten de una a otra. Un pensamiento desencadena una reacción eléctrica que se transmite de neurona a neurona gracias a los iones absorbidos con los minerales de nuestra comida.

El silicio destaca por varias razones:

-mantener el equilibrio entre los polos celulares que, cuando se altera, causa enfermedades. El silicio orgánico libera o intercambia iones con las células que lo necesitan, devolviendo dicho equilibrio.

-protege al organismo de los radicales libres y la oxidación.

-mantener la integridad y elasticidad de los huesos. Su aporte es muy importante para la síntesis de elastina y colágeno.

-aumenta las defensas y fortalece el sistema inmune.

-tiene propiedades analgésicas, cicatrizantes y antiinflamatorias.

-protege la piel, el pelo, las uñas y los dientes.

Su carencia puede deberse a la realización de una dieta pobre y escasa, al envejecimiento natural y al abuso de la ingesta de alimentos refinados y procesados. Se aumenta su potencial si se consume con vitamina A, vitamina D, calcio, fosforo y magnesio, pues son coadyuvantes en su funcionalidad.

El papel del silicio en la salud de los huesos es primordial. Siempre se remarca la importancia de consumir leche y lácteos por su riqueza en calcio para evitar fracturas de fémur o de cadera, y es cierto. Pero no lo es menos que un hueso con osteoporosis tiene el silicio reducido en un 50%, mientras que el calcio puede haber disminuido en un 8%.

Nuestros huesos no dependen únicamente del calcio, ni podemos asegurar que comiendo yogures (por ejemplo) el calcio libre en la sangre vaya directo a los huesos y se quede ahí, formando de nuevo tejido óseo, sino que es necesario el aporte de otros compuestos.

El silicio orgánico, junto con la malla central de colágeno y otros minerales como magnesio, potasio, sodio y manganeso, es el “cemento” que rodea la estructura del hueso y es imprescindible para su fisiología.

Pero debemos ser cuidadosos porque también tiene inconvenientes cuando no se consume adecuadamente. El aportado naturalmente no causa daños porque se integra en el organismo sin causar problemas. El consumo innecesario de suplementos a largo plazo, especialmente si los combinas con antiácidos, puede causar daño renal. No debes ingerirlos sin control. Consulta a tu médico la necesidad de hacerlo.