Ellos también lo pasan mal. Piensan en lo que van a perder, los amigos que no verán porque se acaba el verano, lo poco que les apetece volver a la rutina, etc. Todo ello les genera estrés y necesitan la ayuda de sus padres. Anímales a que te cuenten lo que sienten y escúchales con atención para darles los ánimos que necesitan y la ayuda adecuada para liberar toda esa emotividad que les embarga.

Reorganizar el horario es fundamental. Se recomienda empezar una semana antes del inicio de las clases para que su organismo se adapte a ello. Será difícil porque nunca quieren irse a la cama, pero si les explicas que así podrán disfrutar de actividades interesantes durante el día, seguro que aceptan… aunque remoloneen.

Es muy importante que los niños (en función de su edad) sean partícipes de los cambios que se avecinan. No podemos resolverlo todo los adultos; ellos deben colaborar en la planificación de la vuelta al cole y verlo como una nueva aventura de la que van a disfrutar. Buscad tiempo para mirar las mochilas, los estuches, las libretas que les gustan y analizad juntos si la compráis.

Comentad el horario del colegio. Seguro que les viene bien contar sus preocupaciones y las nuevas asignaturas que tendrán que preparar. Para ellos es muy importante y precisan de nuestra ayuda para perder el miedo a lo que implica el cambio de nivel o el inicio del curso si es la primera vez que van al colegio.

No es bueno agobiarles con actividades extraescolares. Todo tiene un límite. Un horario sobrecargado resulta un problema serio porque no tendrán tiempo libre para hacer lo que les apetece, leer, jugar, etc. Elegid juntos las que más le interesen y que tengan un horario compatible con lo demás. Un exceso pone en peligro que se centre en las materias del curso y que acabe agotado y sin energía para hacer nada.

Complementar la alimentación también es importante para favorecer su desarrollo y mejorar su estado general. Debes seguir las indicaciones del pediatra y, en función de la edad del niño, organizar las comidas que realice en casa para evitar carencias nutricionales. Es imprescindible el aporte diario de elementos fundamentales como vitaminas, proteínas y minerales procedentes de todos los alimentos adecuados a su etapa. No incluyas nada que no haya sido recomendado por el pediatra ni dejes de darle lo que él indique. Pescado, carne, verduras, frutas, etc. son necesarias.

Ánimo. Tu actitud es muy importante para que el niño comprenda que se trata de una nueva etapa y la disfrutará mucho. Si tú estás apagado o quejándote porque has vuelto al trabajo, también se sentirá mal y todo se complicará. Ayúdale a entender y aprovechar que es el momento de empezar una nueva aventura.