El final del verano nos invita a descubrir nuevo lugares que nos ayuden a dar el paso entre las vacaciones y la vorágine que se nos presenta ante la nueva temporada. Horarios interminables, colegios, niños, puesta a punto del hogar, exámenes, reuniones…

Una buena manera de evitar el síndrome postvacacional es dedicar un par de días para reencontrarnos con nosotros mismos y tomar consciencia de nuestra vida, nuestra situación, nuestra nueva temporada. Te proponemos visitar un espacio situado en el corazón del valle del Duero. Un lugar ideal para ese momento perfecto, para ‘escaparse’. El nuevo curso será duro y todavía quedan unos cuantos días para disfrutar. ¡No te resistas!

Este entorno es la excusa perfecta para un fin de semana, o más si puedes, para reconectar y coger fuerzas para la nueva temporada que se avecina.

Atención a las vistas.
El jacuzzi al aire libre, sobre el río y con el verde infinito. Forma parte de Small Luxury Hotels of the World (SLH); una marca que garantiza que sus hoteles son exclusivos y tienen un encanto y un carácter propio inigualable. En España sólo existen 15 establecimientos que han logrado esta categoría, siendo Hacienda Zorita Wine Hotel & Spa el único con este distintivo ubicado en la comunidad autónoma de Castilla y León.

En el Parque Natural de Los Arribes del Duero, frontera natural con Portugal, se pueden vivir experiencias vinícolas, gastronómicas y de ocio en un entorno de excepcional paisaje. Su oferta gastronómica está basada en los principios del movimiento internacional Slow Food que promueve la difusión de una nueva filosofía del gusto, combinando placer y conocimiento, y la protección de las tradiciones gastronómicas regionales, con sus productos y métodos de cultivo. Incluye alimentos de producción limitada como una variedad de quesos de leche cruda de oveja, una selección de ibéricos 100% de bellota y aceite de oliva virgen extra.

Entre sus actividades se incluye una visita a la fábrica de quesos (recomendable y muy interesante) con cata incluida, a las bodegas, al huerto, etc. Y, por supuesto su exclusivo Wine Spa que se encuentra ubicado en un molino construido en el año 1881. Impresionante.

La carta de masajes y tratamientos es bastante amplia pero pero nos quedamos con el de la marca de la casa: Hacienda Zorita: Es una inspiración para los sentidos donde la terapeuta no trabaja sólo el tacto, entra en juego el olor, el sonido, el equilibrio… Es el calor de las pindas florales de lavanda (o té verde), las maniobras de las manos, el gongggggg del cuenco tibetano… Es el cuerpo en total armonía, una sensación sublime derivada de suaves estiramientos thai, un masaje envolvente…
Como decíamos al principio, una desconexión total con el mundo. Mimos, buena comida, buen queso y vino, un entorno inimitable…