La Patata, un bar de barrio único en Barcelona

Gustavo Ceilán

Todavía es posible comer patatas asadas a la leña en un horno casi centenario. El Bar Fondevila, más conocido como La Patata, reabre sus puertas fiel a la tradición que le hizo popular.

06/02/2014

En el otro extremo de lo moderno, cool, vintage y “cuco”, conceptos físicos asociados a miles de bares en Barcelona, se encuentran los bares de barrio. No necesariamente bonitos, no necesariamente bien ambientados, al bar de barrio se le distingue normalmente por el ...

 

               

En el otro extremo de lo moderno, cool, vintage y “cuco”, conceptos físicos asociados a miles de bares en Barcelona, se encuentran los bares de barrio. No necesariamente bonitos, no necesariamente bien ambientados, al bar de barrio se le distingue normalmente por el servicio que dan a través de sus camareros y, básicamente, por la excelente comida a buen precio, ya sea carta, tapa o menú, que llevan ofreciendo muchos años. Son bares tradicionales, de los de toda la vida, cuyo público acude a ellos más por un rito que por una necesidad.

El Bar la Patata (calle Santa Rosalía, número 16) es uno de ellos. Lo que en el 1958 se formó como una mini bodega para trabajadores y vecinos, gente humilde que en la mayoría de las casos habían emigrado desde diversos puntos de la geografía española, se convirtió con el paso de los años en uno de los lugares de culto de la zona Vall Hebron-Teixonera gracias a una de sus especialidades: la patata. Bares de tapas los hay a miles, sin embargo no es tan fácil encontrar uno que prepare papas asadas a la leña con tan buena mano. Ni mucho menos.  

Papas asadas a la leña y carne de caza

La familia Fondevila llevó este bar desde su adquisición, junto con el bloque se yergue encima, a mediados de los 50. A base de trabajo y tino consiguieron poco a poco no solo ir ampliando lo que en su inicio fue una bodega minúscula sino convertir un bar cualquiera en uno muy especial gracias a su horno de leña y a la patata. Los fieles reconvirtieron la bodega Fondevila en La Patata durante 42 años, cuando en el año 2.000 la familia decidió alquilar el local. Tras un periplo de 14 años en el que se ha ido perdiendo esa sintonía con el barrio, la Patata vuelve a funcionar gracias a sus nuevos inquilinos: Rubén y Alberto. “La Patata lleva años sin funcionar como lo hizo durante mucho tiempo y era una buena oportunidad para aportar nuestra experiencia en hostelería y poder volver a preparar las patatas de la misma forma que se hacía 50 años atrás, con el mismo horno”, afirman. 

No solo se trata de la vuelta a la tradición. El tapeo no puede faltar en un bar así y tanto Rubén como Alberto, muy arrelados por su familia a Ciudad Real, decidieron apostar por una propuesta gastronómica muy escasa en Barcelona en este sentido: la carne de caza. La carne de ciervo y jabalí son las más pedidas desde que el pasado enero reabrieran el local. “Desde que abrimos nos hemos dado cuenta de que, a pesar de los años, los que venían asiduamente al Fondevila echaban de menos sus papas asadas y ahora tienen la oportunidad de volver a comerlas. Además, siendo un barrio con tanto flujo inmigratorio, el tapeo con este tipo de carne está funcionando y hay clientes que incluso nos hacen pedidos especiales”.

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