Son muchas las hormonas implicadas en el funcionamiento de nuestro organismo y están relacionas entre sí y con otros elementos fundamentales que colaboran en su actividad. Los expertos han estudiado en profundidad su fisiología y, entre sus conclusiones, destacaría que:

-Para evitar engordar:

El cortisol se conoce como la “hormona del estrés” y redistribuye la grasa en la barriga, sacándola de brazos y piernas. Cuando se libera adrenalina, el cortisol se dispara y sentimos la necesidad de comer alimentos azucarados y grasas que nos ayudan a soportarlo.

Las hormonas tiroideas liberadas por la glándula tiroides regulan el metabolismo. Cuando se reducen, quemamos menos calorías y engordamos.

Haz ejercicio para controlar el estrés y reducir el cortisol, consulta al endocrino si precisas tratamiento tiroideo, practica yoga que reduce el cortisol, consume mariscos y pescados para aumentar la cantidad de yodo presente en tu organismo y mantén el estrés a raya.

-Para evitar hincharte:

Los estrógenos intervienen en la formación de grasa y favorecen la retención de agua, por lo que antes de la menstruación puedes aumentar hasta 2 Kg. tu peso, sentirte hinchada y con el abdomen inflamado. Esta situación mejorará tras tener la regla. Consume platos vegetales y libres de grasa, beber menos líquido en la segunda fase del ciclo, reducir la sal y consumir glúcidos de absorción lenta.

-Para cuidar la línea:

La leptina, producida por las células grasas del organismo, reduce nuestro apetito. Cuanto mayor es la cantidad de grasa que tenemos en el cuerpo, más leptina liberamos.

La GLP1 regula la secreción de insulina y el vaciado del estómago. Apóyate en el consumo de alimentos sanos (aceite de oliva, verduras, pescado, etc.) que favorecen la liberación de GLP1, consume probióticos (que favorecen el funcionamiento de la flora intestinal) y duerme bien (pues el sueño equilibra la concentración de leptina y reduce tu Índice de Masa Corporal).

-Para controlar tu apetito:

La grelina, segregada por el estómago, es conocida como la “hormona del hambre”. Su concentración en sangre es muy alta antes de comer y se reduce cuando comemos. Cuando no está bien regulada, puede causar aumento de peso porque estimula el apetito y las ganas de comer.

La PYY, liberada por el intestino tras la comida, aporta sensación de saciedad, por lo que se relaciona con la pérdida de peso al hacernos comer menos.

Si tienes ataques de hambre incluye proteínas en tu dieta que ayudan a reducir tu apetito. Huevos, carne, pescado, legumbres, etc. pueden ser la mejor opción para mejorar tu figura al controlar la secreción de estas hormonas.

Hacer ejercicio, reducir el estrés, seguir una dieta sana, dormir adecuadamente son los pilares para lograr un peso saludable y no engordar innecesariamente. Consulta a tu médico y sigue sus indicaciones.