Son lesiones lineales o curvadas múltiples y simétricas que aparecen en la dermis por la ruptura de las fibras de colágeno y elastina y que se hacen más evidentes en verano, cuando estamos bronceados por el sol. Inicialmente son de color rojo violáceo y, con el tiempo, se vuelven blancas con atrofia de la piel central, donde se forma una depresión que les da su aspecto característico.

Los principales factores desencadenantes serían los repentinos cambios de peso (adolescentes, al hacer dietas fuertes, anoréxicas, tercer trimestre del embarazo) y la predisposición genética. En la mayoría de los casos se asocian a cambios hormonales fisiológicos (como la pubertad, la menopausia y el embarazo), patológicos o debidos a la administración de corticoides orales y/o tópicos fuertes durante un tiempo prolongado. También influyen la diabetes, la piel seca combinada con mala alimentación y el rápido desarrollo muscular en deportistas.

Para prevenirlas deberías:

-Hidratarte con cremas específicas antiestrías dos veces al día, pues una piel bien hidratada y nutrida conserva su elasticidad y resiste los estiramientos. Es recomendable la aplicación de lociones humectantes tras la ducha.

-Activar la circulación con agua templada y masajeando las zonas donde son más frecuentes. Si puedes, aplícate un chorro de agua fría al terminar la ducha.

-No variar el peso de manera brusca. Las dietas salvajes con efecto yo-yo son lo peor para la piel, porque se arruga y se hincha con demasiada rapidez.

-Hacer una dieta saludable baja en grasas, pues la alimentación juega un papel fundamental. Es importante beber unos dos litros de agua diarios y consumir alimentos ricos en vitaminas A, C y E. Las nueces, semillas y aceites vegetales son ricos en vitamina A. Los cítricos (naranja, pomelo, limón y fresas) contienen vitamina C. La vitamina E está en el hígado, el salmón, la zanahoria y las calabazas.

-Ejercitar el cuerpo para tonificar y remodelar. Lo recomendable es realizar ejercicio físico regularmente (y no en tres meses intensivos).

-Utilizar estimulantes celulares de origen vegetal (como la centella asiatica, o el thymus), aceites vegetales (como el de rosa mosqueta) y la manteca de karité. Deben ser recomendados por profesionales sanitarios.

Si ya tienes estrías, puedes atenuarlas iniciando cuanto antes (tres meses máximo) un tratamiento para reducirlas. Se basa en la aplicación de cremas y lociones elaboradas con principios activos que estimulan la formación de nuevas fibras de colágeno (ácido retinoico, ácido glicólico, colágeno, elastina y vitamina C). Otra alternativa es la dermoabrasión o el láser, que deben ser pautados por especialistas plásticos.

Pregunta en tu farmacia, porque hay productos específicos que dan buenos resultados, son cómodos en su uso diario y resultan asequibles. Si estás embarazada, consulta al especialista y empieza ya a prevenirlas.