Carmen Reija
La gripe también afecta a los niños, sea cual sea su edad. Y preocupa mucho a sus padres porque ven a sus hijos abatidos, incómodos, con fiebre elevada y todos los síntomas que sufren los adultos. Pensar que “sólo es una gripe” no genera ningún consuelo porque la situación no mejora en los primeros días y se plantean que puedan surgir complicaciones. Consulta al pediatra y sigue todas las pautas que te indique. Verás cómo se resuelve.
La gripe es una enfermedad infecciosa causada por el virus Influenza que afecta a las vías respiratorias superiores y suele ser estacional. Se caracteriza porque empieza con fiebre alta (39-40º), dolores musculares, escalofríos y malestar general. Además, los expertos describen los “procesos gripales”, causados por numerosos virus (adenovirus, rinovirus, etc.) ...
La gripe es una enfermedad infecciosa causada por el virus Influenza que afecta a las vías respiratorias superiores y suele ser estacional. Se caracteriza porque empieza con fiebre alta (39-40º), dolores musculares, escalofríos y malestar general. Además, los expertos describen los “procesos gripales”, causados por numerosos virus (adenovirus, rinovirus, etc.) activos desde el otoño hasta el final del invierno y que pueden coincidir en el tiempo con el de la gripe estacional, complicando el cuadro infeccioso.
Acude a tu pediatra en cuanto percibas los primeros síntomas. Es el único capacitado para diagnosticar y tratar el cuadro infeccioso que presenta tu hijo. No pienses que “debe darte un antibiótico” inicialmente porque no está indicado para tratar el cuadro vírico. Confía en su criterio y sigue sus indicaciones. Suele iniciarse con suero fisiológico, antipiréticos y antiinflamatorios, por ejemplo, para mejorar la sintomatología. El antibiótico puede ser necesario posteriormente pero sólo el pediatra puede decidirlo.
A nivel preventivo se recomienda:
-Seguir una dieta sana y equilibrada incluyendo alimentos ricos en vitamina C (naranjas, mandarinas, kiwis, etc.), vitamina A (huevos, lácteos, etc.) y vitamina D (salmón, sardina, caballa, etc.), en función de la edad del niño y las indicaciones del pediatra.
-Practicar deporte de manera habitual. En los niños, se recomienda como mínimo una hora diaria.
-Mantener una buena hidratación. Consumir líquidos a una temperatura adecuada es fundamental para cuidar tu organismo. Bebe agua, zumos naturales, etc.
-Crear un ambiente saludable. Ventilar la casa, utilizar la calefacción moderadamente, mantener un nivel de humedad adecuado, etc. resulta fundamental para que no se “cargue el ambiente” y podáis respirar mejor.
-Mantener una higiene correcta. Lavarse las manos con agua y jabón frecuentemente, no compartir objetos personales, sonarse con pañuelos de papel, evitar que chupen los juguetes, etc. impide la transmisión de los virus.
-Minimizar el riesgo de contagio. Si tu hijo está enfermo no debe acudir al centro de estudios para evitar que empeore y contagie a sus compañeros, pues los virus gripales se trasmiten a través de las vías respiratorias y mediante manipulación de objetos contaminados por el virus que se trasladan al tocarse después la nariz, la boca o los ojos.
No caigas en el error de darle medicamentos innecesarios que no hayan sido pautados por el pediatra. Son muchas las opciones a tu alcance, pero deben ser indicados por él. Cada vez cobran más seguidores los medicamentos homeopáticos a nivel preventivo que pueden consumirse en distintas circunstancias, pero recomendamos que consultes a tu médico si están indicados en tu caso (o en el de tu hijo).
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