El etiquetado responde a un derecho de los consumidores e informa correctamente del contenido de lo que vamos a comprar. Normalmente, lo único que miramos es la fecha de envasado, consumo preferente o de caducidad porque presentan muchos datos que no somos capaces de reconocer o identificar. Destacable es la actitud de las personas alérgicas, que son muy cuidadosas buscando la ausencia del alérgeno que les afecta en la etiqueta antes de elegir. Deberíamos aprender de ellos y mantener esa actitud ante todos los artículos que compramos a diario.

Son muchos los productos que deben estar perfectamente “etiquetados” (fármacos, cosméticos, juguetes, alimentos, etc.) y que los consumidores necesitamos conocer. Nadie quiere llevarse a su casa un juguete con elementos nocivos para sus hijos o aplicarse una crema que puede provocarle irritación. De ahí la importancia de etiquetar adecuadamente los objetos y leer bien lo que ponen.

En alimentos y bebidas, y de manera general, la etiqueta debería:

-Incluir la información nutricional de manera visible y reconocible. Debe encontrarse en un único campo visual, de forma que podamos verla con una única mirada. Son muchos los parámetros que podemos encontrar: valor energético por cada 100 gramos o 100 ml. o porción, hidratos de carbono, grasas, proteínas, fibra, etc.

-Ser clara y legible. Es muy importante que el tamaño de la letra sea adecuado y que la ubicación de la información sea perfectamente visible y no haya que buscarla por todo el envase.

-Indicar el país de origen del producto. Cada vez es mayor la globalización y llegan a nuestros comercios productos de diferentes continentes que deberíamos ser capaces de reconocer para saber lo que realmente nos estamos llevando a casa.

-Señalar específicamente la información sobre alérgenos incluidos en el producto. Ya resulta habitual ver en un lugar destacado la carencia de gluten, por ejemplo, puesto que es uno de los compuestos más analizados. Lo mismo debería ocurrir con otros elementos para facilitar la compra a los consumidores y evitar errores que resulten perjudiciales para la salud.

Algunos alimentos están exentos de incluir la información nutricional como los curados que incluyen un solo ingrediente, el agua, la sal, el vinagre, etc. Si te surge alguna duda, puedes dirigirte a la Organización de Consumidores (OCU) de tu localidad y consultar lo que desees. Evita la utilización de aquellos objetos que te provoquen reacciones ya conocidas y no varíes demasiado tus hábitos sin analizar lo que adquieres.