Los coleccionistas de Gaultier casi no pueden esperar entre una lazamiento y otro porque saben que la cita con las ediciones "Summers" de los perfumes Gaultier no les dejará indiferentes. Y la historia se repite en este 2016. Este año, las emblemáticas fragancias Classique y Le Mâle se engalanan con los icónicos Betty Boop y Popeye para interpretar un acorde magistral.

Popeye

Nacido en 1919, Popeye (y su legendaria lata de espinacas) marcó su época con un resplandor indeleble. Un referente en la cultura popular para una fragancia sin igual.

En los ojos de Gaultier... es un Marino, divertido, musculoso, tatuado, bocazas, nervioso, popular, elegante, coqueto, bondadoso, valeroso e incluso vegetariano (las espinacas). ¡El "so" popular Popeye es "so" compatible con Jean Paul Gaultier!

Betty Boop

¿Quién mejor que Betty Boop para encarnar de forma impactante el espíritu femenino inherente a Classique? Esta pin-up de los locos años 20 estaba destinada a renacer en la modernidad olfativa de la "Belle Parfumerie".

En los ojos de Gaultier.... es una cabaretera, ladronzuela, exuberante, precursora -Marilyn Monroe le tomó prestado su famoso "pupupidu"- y descarada, a quien la censura americana pretendía convertir a toda costa en ama de casa. En definitiva, un alma libre. Jean Paul Gaultier habría podido casarse con ella.

¿Como es el frasco esta vez?

Betty Boop y su corsé, Popeye y su camiseta marinera se mezclan con los códigos Gaultier en los frascos Classique y Le Mâle, en un golpe visual del que emana una audacia divertida.

Y en palabras de Gaultier
Este frasco les sienta de maravilla... Y, además, han venido con su propia indumentaria; ella enfundada en su corsé, él ataviado con su camiseta marinera. Descubrimos que Betty Boop y Popeye siempre se han vestido de Gaultier... ¡y nosotros sin saberlo! Es alegre, regresivo. Jubiloso. Divertido.

El envoltorio más original

La lata, firma inoxidable de Jean Paul Gaultier, esboza colores de verano. Se engalana de un azul vivo metalizado para Popeye y se empolva de rosa para Betty Boop.

Y en palabras de Gaultier
La lata Gaultier, que cumple 40 este año, no se oxida. Al contrario; ni una arruga. El objeto cotidiano más revolucionario del mundo del perfume revela aptitudes innatas para transformarse en lata de espinacas. Lleva hasta la franja de papel. Popeye sólo verá hierro. Y mejor así.

¿Cómo son ambas fragancias?

Chic impertinente de rigor y adicción refrescante para una seducción explosiva.

Y en palabras de Gaultier
Eaux fraîches que huelen a verano y a farniente: "Hueles bien, ¿sabes?"

Classique Eau Fraîche

La fragancia, un sirope de azúcar ardiente. Fusiones insólitas de flores blancas diseñadas por la perfumista Daphné Bugey. El jengibre, inseparable de Classique, se ha trabajado como una sobredosis exquisita: aquí se combina con un sorbete de limón para el toque cristalino, suavizado con zumo de caña de azúcar.

Caña de azúcar, sí, pero realmente dotada de sensualidad por el neolabdanum. Se percibe asimismo la nota de vainilla. El almizcle tiene la última palabra y corre a decir al cerebro que siempre volveremos.

Le Mâle Eau Fraîche

La fragancia, un suavizante sexy. Un perfume que se funde en una armoniosa esencia, contundente y fresca, como una camiseta de tirantes inmaculada recién lavada, y diseñado por la perfumista Nathalie Gracia-Cetto. La flor de azahar y la menta enriquecen esta base. La salvia, con su acertada sensación dulce y gustativa, se mezcla con el haba tonka, el sándalo y la vainilla -notas de fondo sensuales- porque una camiseta de tirantes es y será siempre irresistiblemente sexy.

Irresistibles e inseparables, como puedes imaginar, así que... un consejo: no te las pierdas y ¡hazte con las dos!