Carmen Reija
Otra vez se acaba el colegio y llegan las vacaciones navideñas. Los niños estarán de nuevo en casa durante todo el día… y varios días (que a los padres se les hacen eternos). Supone un gran cambio para todos. Los niños están ilusionados y nerviosos con las fiestas y no saben qué hacer con tanto tiempo libre. Los familiares agobiados con la rutina diaria y la organización de la Navidad. Esta mezcla peligrosa debe ser controlada antes de que se descontrole. Preparar con antelación algún plan interesante puede facilitar la convivencia y ayudaros a todos a disfrutar del momento.
No debes plantearte que vas a tener problemas por la nueva situación. Si te organizas antes de que lleguen las vacaciones escolares, seguro que encuentras soluciones que sean válidas para todos y os permitan disfrutar de este período. Son muchas las posibilidades; sólo tienes que escoger la que mejor se ...
No debes plantearte que vas a tener problemas por la nueva situación. Si te organizas antes de que lleguen las vacaciones escolares, seguro que encuentras soluciones que sean válidas para todos y os permitan disfrutar de este período. Son muchas las posibilidades; sólo tienes que escoger la que mejor se adapte a tu familia y circunstancias. De manera general, se recomienda:
-Evitar el sedentarismo. No pueden pasarse las horas muertas viendo la tele o jugando con sus distintas “pantallas”. Es interesante controlar el tiempo que dedican a esas actividades y animarles a que se muevan todo lo posible: caminar, andar en bicicleta, jugar al baloncesto, etc.
-Elegir actividades que supongan “quemar calorías” y establecer nuevas relaciones con niños que no conocen. Hay muchos campamentos organizados por diferentes entidades que les ayudarán a conseguirlo. También es el momento de pasear tranquilamente mirando escaparates y disfrutando de la decoración navideña.
-Realizar una hora diaria de actividad física moderada: patinar, nadar, jugar al baloncesto, bailar, etc.
-Acudir al cine, un museo, una exposición, un taller musical, etc. cualquier actividad lúdica que implique al niño. Muchas bibliotecas públicas organizan cuentacuentos gratuitos que les encantan y fomentan su gusto por la lectura.
-Elegir actividades que les motiven y por las que hayan mostrado alguna preferencia. Lo importante es que lo perciban como un premio, para aprender cosas nuevas, hacer amigos y disfrutar de su tiempo libre.
-Cambiar la televisión, la consola y el ordenador por leer un libro, escuchar música, pintar, etc. Son actividades a las que no suelen dedicar su tiempo y que resultan muy reconfortantes.
-Organizar excursiones por el campo. Visitar una granja, ver gallinas y conejos, montar a caballo, o simplemente caminar resulta muy gratificante y nunca encontramos el momento para ello.
-Controlar su alimentación y mejorarla en lo posible. Comen en casa, así que puedes intervenir directamente en su dieta. Enseñarles a disfrutar de nuevos alimentos, cocinar, hacer la compra, etc. constituye una experiencia perfecta para convertirlos en responsables de su nutrición. Consulta a tu pediatra sus necesidades concretas y organiza una excursión al mercado de tu localidad.
Modifica tu percepción de la situación que toca vivir. No veas las vacaciones como un momento que provoca ansiedad y descontrol. Es difícil hacerlo porque, a tu trabajo habitual, se añade la responsabilidad de organizar las actividades familiares, pero es posible. Anímales a hacer deporte, comer sano, disfrutar de los espacios exteriores, del silencio al apagar la televisión, etc. Modificar sus malos hábitos es el primer paso para convertirles en adultos sanos.
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