"Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo". Es la frase de Pedro Páramo, de Juan Rulfo, que se puede leer en la carta del restaurante Comala (Plaza de la Lealtad, 3. Madrid) nada más abrirla. En esta época del año, las terrazas son una gran opción para disfrutar de la comida y éste dispone de una excelente, con capacidad para 30 personas generalmente que se amplía hasta las 50 con la llegada del buen tiempo, donde saborear su cuidada cocina de fusión con matices mexicanos. Tiene una ubicación privilegiada: se encuentra entre el Hotel Ritz y La Bolsa.

Miriam Moreno Martín es la gerente. Informa de que cambian la carta dos veces al año. "En verano, metemos platos más frescos", dice. Cuando hace más frío, tienen alubias estofadas, con un toque de epazote (la hierba de México por excelencia, junto al cilantro) y panceta confitada. Apuestan por cremas calientes y por tacos contundentes. Sin embargo, en verano, optan más más por salmorejo de fresones o un tartar de salmón con aguacate al tequila. Es decir, por cosas más frescas. Los platos más elegidos por la clientela siempre están en carta. El estrella, sin duda, es el taco de ropavieja, un poco picantito.

Al ser la suya comida fusión con tintes mejicanos, aquí fusionan en el taco todo lo que se les ocurre "que está rico". También hay influencias de otros países. Muestra de ello son el taco de arenques con guacamole de aguacate y mango, el de pollo al curry, el de langostinos al cilantro o las albóndigas de ibérico en salsa mejicana con un toque de cuscús con batata asada al azafrán. Otro plato estrella es el huevo con mousse de hongos y setas salteadas con un poco de foie de jamón ibérico. Tampoco hay que perderse los chipirones rellenos de huitlacoche con arroz basmati y muselina de coco, una auténtica fusión para el paladar.

El horario de apertura es desde las 12:00 horas hasta la cena. Brindan una carta fuerte de cócteles. Es muy recomendable el margarita. A veces, lo preparan de sabores, como el de fresa. "Nosotros seguiremos trabajando la comida fusión, intentando meter novedades. Para que la gente habitual pueda encontrarse sorpresas. Del mismo modo, trabajamos el fuera de carta", comenta la gerente.

Respecto a la carta de vinos, hay "referencias de cada sitio". Los responsables de este restaurante buscan buena calidad y un "bien de precio" para sus clientes. Tienen también champanes y rosados. Dentro del establecimiento, hay capacidad para otras 30 personas. Su decoración es moderna. Lo mejor para recomendarlo es vivir la experiencia de comer en él. Sabores de aquí y del otro lado del charco se dan la mano en la cocina vista de este coqueto local para hacer viajar al paladar.