Botánicamente se denominan genéricamente Prunus y son originarias del Cáucaso. Son frutos redondeados, con una semilla interior (que no debes comer) y de colores variados (amarillo, verde, violeta y rojo con diferentes gamas que resultan muy atractivas) en función de la especie a la que pertenecen. La variedad más común ...
Botánicamente se denominan genéricamente Prunus y son originarias del Cáucaso. Son frutos redondeados, con una semilla interior (que no debes comer) y de colores variados (amarillo, verde, violeta y rojo con diferentes gamas que resultan muy atractivas) en función de la especie a la que pertenecen. La variedad más común es la Prunus domestica a la que pertenece, por ejemplo, la conocida claudia reina. Actualmente se cultivan intensivamente en diferentes lugares del mundo y su procedencia está inscrita en los envases que las contienen.
Sus propiedades son numerosas y destacarían:
-Interesantes para reducir el peso. Aportan pocas calorías (46 por cada 100 gramos aproximadamente) lo que las convierte en aliadas perfectas para las dietas de adelgazamiento.
-Combaten el estreñimiento y reducen el tamaño del abdomen. Contienen fibra, xantinas y sorbitol que favorecen la digestión y tienen efecto laxante.
-Se consideran antisépticas. En su composición destaca la presencia de antocianinas (especialmente en las variedades de color azul, rojo y morado), pigmentos vegetales que atacan y destruyen los microorganismos patógenos.
-Son antioxidantes. Contienen betacarotenos (provitamina A) y vitaminas del grupo B, C y E que bloquean los radicales libres generados por el metabolismo del organismo y que tienen efectos nocivos para la salud.
-Reducen el apetito. La cantidad de fibra soluble presente en su composición retiene agua y facilita la formación del bolo alimentario, lo que reduce la velocidad de vaciado gástrico y prolonga la sensación de saciedad.
-Son diuréticas. Aportan potasio, ácido málico y agua que favorecen la formación de orina y la expulsión de elementos tóxicos presentes en nuestro organismo.
-Aportan minerales. Ricas en fósforo, magnesio, zinc, etc. bioelementos fundamentales para el buen funcionamiento de nuestros órganos.
-Favorece la absorción de hierro y contribuye a su aporte natural. Las vitaminas presentes en la ciruela incrementan la asimilación del hierro presente en los alimentos y reducen el riesgo de anemia ferropénica.
-Controlan los niveles de glucosa y colesterol. La fibra soluble absorbe estos compuestos y reduce sus niveles en sangre, por lo que resultan especialmente interesantes para quienes padecen diabetes o hipercolesterolemia.
-Actúan como coadyuvantes en la expulsión de las mucosidades del aparato respiratorio en casos de bronquitis, por ejemplo.
La mejor opción es consumirlas al natural y bien lavadas. Las variedades son múltiples y resulta adecuado combinarlas (las diferenciarás fácilmente mirando su color). También se utilizan para cocinar (con la carne maridan muy bien) y para preparar confituras, compotas, magdalenas, tartas y mermeladas (pues presentan una elevada concentración de pectina que es un espesante natural). Otra posibilidad es consumirlas deshidratadas (más calóricas y con menor porcentaje de vitamina C).
Están contraindicadas para quienes padecen problemas funcionales de riñón o cálculos renales. Tampoco se recomiendan a las personas que tienen un tránsito intestinal muy rápido o cuando sufres una gastroenteritis.
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