Los picos de pan llevan acompañando nuestras comidas desde hace mucho tiempo. De hecho, son el acompañamiento ideal en cualquier tipo de aperitivo, como un buen plato de ibéricos. Ahora bien, su presencia ha aumentado significativamente de un tiempo a esta parte, debido principalmente a la presencia de algunas cremas, ...
Los picos de pan llevan acompañando nuestras comidas desde hace mucho tiempo. De hecho, son el acompañamiento ideal en cualquier tipo de aperitivo, como un buen plato de ibéricos. Ahora bien, su presencia ha aumentado significativamente de un tiempo a esta parte, debido principalmente a la presencia de algunas cremas, que cuentan con una gran legión de adeptos. Nos referimos a productos como el guacamole o el hummus, que son consumidos con este tipo de pan crujiente que lleva el apodo "campero".
Ahora bien, ¿el hecho de que se hagan llamar picos camperos conlleva necesariamente una fabricación artesanal realizada con un horno de leña? Lo cierto es que no. Estamos ante una campaña de marketing para que consumidor piense que es un producto artesano de calidad, cuando en realidad no es así.
La cantidad de este producto irá en función de la cantidad de harina integral empleada en su elaboración. Al final, si se utiliza harina refinada durante el proceso de fabricación, estaremos ante un alimento nutricional similar a la mayoría de los panes que sirven en cualquier establecimiento.
No hace mucho, el Gobierno estableció una nueva normativa de calidad para que los consumidores pudieran obtener más información en el etiquetado. La idea es que los fabricantes sean más estrictos a la hora de decir qué es pan integral y qué no lo es. De ese modo, el 100% de harina utilizada en la fabricación de este tipo de producto debe ser integral y, en caso de emplearse diferentes harinas, debe especificarse el porcentaje que contienen.
Ahora bien, en cuanto a los nombres empleados por algunas marcas como "rústico" o "campero" no se dice absolutamente nada, a pesar de que sus denominaciones pueden llevar a la confusión. De hecho, por normal general, los productos suelen ser fabricados con harina refinada.
La harina refinada es considerada de peor calidad al no tener el grano entero del trigo. De ese modo, el elemento principal que la compone es el almidón, una sustancia que se transforma en glucosa de manera rápida, haciendo que el azúcar en sangre aumente velozmente.
La harina integral, sin embargo, es aquella que se fabrica a partir del grano entero, incorporando dos componentes dotados de nutrientes y micronutrientes, que mejoran nuestra salud intestinal: el germen y el salvado.
Diferentes estudios científicos han demostrado que los alimentos que poseen una gran concentración de esta harina integral son muy beneficiosos para la salud, puesto que ayudan a prevenir enfermedades graves como la diabetes, el cáncer de colon, la obesidad, la diabetes tipo 2 y el sobrepeso. En contraposición, el consumo abundante de pan blanco estaría asociado al sobrepeso y la obesidad.
Por suerte, existen diferentes alternativas a estos productos que tanta popularidad han alcanzado. Por ejemplo, los nutricionistas recomiendan tomar diferentes salsas como guacamole, queso o hummus con los crudités o verdura cortada como zanahoria o apio, al ser suficientemente resistentes para soportar perfectamente el peso de estas cremas.