Los expertos y nutricionistas coinciden: masticar despacio hace que tengamos una mayor sensación de saciedad por lo que comeremos menos, lo que nos ayudará a cuidar nuestro peso. Por eso aconsejan masticar alrededor de 30 veces (algunos hablan de 40 veces), cada bocado, ya que si masticamos hasta que el alimento haya perdido toda su consistencia estaremos ingiriendo hasta un 10% menos de calorías. Además de que si al estómago le llegan trozos grandes de comida dejará de realizar muchas de sus funciones básicas y no podrá digerirlos bien. ¿Interesante, verdad? ¡Pue sigue leyendo!

Otro de los beneficios de comer despacio tiene que ver, directamente, con nuestra salud. Un nuevo estudio científico ha confirmado que comer despacio y masticar bien puede reducir el riesgo de desarrollar enfermedades como la obesidad abdominal, la hipertensión o niveles elevados de colesterol, triglicéridos o glucosa. Así como gases, dolor abdominal o problemas digestivos.

Así que… es el momento de dejar de engullir la comida y olvidarnos de comer "contrarreloj", sin duda el hábito más frecuente en nuestro día a día. Pero no te culpes. La mayor parte de la población está acostumbrada a comer muy deprisa. El estrés, la ansiedad y la sensación de ir corriendo a todas partes nos obliga a no dedicar a alimentarnos bien el tiempo que se merece.

Porque comer rápido provoca que en el intestino se reduzca la segregación de unas hormonas que provocan la sensación de estar saciada, lo cual provocaría, a su vez, la necesidad de comer demasiado y en exceso.

¿Qué ocurre en mi interior al masticar deprisa?

Lo ideal es que le dediquemos a comer cerca de 30 minutos, ya que el cerebro tarda unos 20 minutos en reconocer que estamos llenos. Lo que nos asegura poder hacer una buena digestión y, siempre, comer sentado. Si no seguimos estos pequeños consejos podremos sufrir algunos de los trastornos que te describimos a continuación:

1. Comer más rápido = más obesidad. Un estudio de la Universidad de Kyushu en Fukuoka (Japón) afirma que ralentizar el ritmo de masticación podría ayudar a bajar de peso, mientras que las personas que comen rápido suelen tener un índice de masa corporal más elevado.

2. El vientre se hincha. Al no masticar lo suficiente, la comida llega a tu estómago en trozos grandes, por lo que no se digiere bien y acaba causando gases y pesadez. Porque al masticar rápido tragas más aire de lo normal.

3. No te sacias enseguida. Desde que nos sentamos a comer hasta que el cerebro segrega las hormonas que nos indican que ya hemos comido suficiente pasan unos 20 minutos. ¡Así que ya sabes el tiempo que necesitas para sentirte saciada!

4. Peores digestiones. Cuando comemos rápido nuestro estómago no tiene la oportunidad de decirle al cerebro que está lleno, por lo que seguimos y seguimos comiendo. Al masticar deprisa, el estómago gasta más energía y produce más jugos gástricos para digerir los alimentos, lo que nos provoca esa sensación de pesadez.

5. Perdemos nutrientes. Diversos estudios han demostrado que al masticar más despacio y más veces, el alimento se impregna de las enzimas de la saliva, lo que favorece la absorción de los nutrientes.

6. Di sí al sabor. La saliva nos ayuda a que las partículas responsables del sabor de los alimentos activen las papilas gustativas. Así, cuanto más se trituren los alimentos, más partículas se liberan y podremos saborear mejor lo que comemos y disfrutar de la comida.