La marca de elPulpo, empresa gallega, liderada por el equipo de Jorge Chacón, a cuya familia avalan más de 35 años en el sector textil, han cogido el relevo de Ecoalf, en el local de la calle Hortaleza 116 en Madrid, en el que han abierto el concept store de ...
La marca de elPulpo, empresa gallega, liderada por el equipo de Jorge Chacón, a cuya familia avalan más de 35 años en el sector textil, han cogido el relevo de Ecoalf, en el local de la calle Hortaleza 116 en Madrid, en el que han abierto el concept store de la firma.
La seña de identidad de esta firma de ropa gallega es la sostenibilidad, todo lo relacionado con el océano, el respeto al medio ambiente y la frescura de las rías gallegas. Ahora expande su negocio y llega a la capital.
Madrid ya tiene un trozo de Galicia, ya que el diseño de la tienda y el mobiliario han sido realizados para reforzar los valores de la firma: arena de playa mezclada con restos de conchas de moluscos machacadas, madera de las bateas reciclada una vez que el mar ha conseguido desgastarlas con el paso del tiempo, plantas naturales sacadas de las tierras Gallegas y olor a eucalipto.
Desde 2005, fecha en la que se empezó a gestar el proyecto, sus fundadores desarrollaron un Live STYLE en el que la sostenibilidad, el océano, el respeto al medio ambiente y la frescura de las rías gallegas se convirtieron en las señas de identidad de la marca.
Todo el diseño de la tienda y mobiliario ha sido realizado por el arquitecto Marcos Samaniego de MAS Arquitectura, que ha utilizado materiales naturales para reforzar los valores de la firma. El acabado de la tienda respira los ingredientes que definen a la marca elPulpo: arena de playa mezclada con restos de conchas de moluscos machacadas, madera de las bateas reciclada una vez que el mar ha conseguido desgastarlas con el paso del tiempo, plantas naturales sacadas de las tierras Gallegas y olor a eucalipto.
En el mismo local se ha instalado el showroom internacional de la marca, al que los compradores llegarán después de atravesar la tienda y empaparse del sentimiento que transmiten las prendas de la marca. Son momentos de reinventarse y de ofrecer a los consumidores proyectos ilusionantes y que transmitan los valores imprescindibles, que aporten emoción y respeto, en los que la cuenta de resultados no sea el objetivo sino la consecuencia.