Cuando pensamos en la cocina para las vacaciones es importante considerar que va a depender de dónde decidamos ir de vacaciones, pues lo que allí encontremos determinará lo que vamos a comer. Sea donde sea podremos optar por ensaladas, platos de pasta, arroz y pescado. No se recomienda escoger platos ...
Cuando pensamos en la cocina para las vacaciones es importante considerar que va a depender de dónde decidamos ir de vacaciones, pues lo que allí encontremos determinará lo que vamos a comer. Sea donde sea podremos optar por ensaladas, platos de pasta, arroz y pescado. No se recomienda escoger platos con grasas saturadas, excesos de fritos y postres con gran cantidad de calorías y azucares refinados.
No podemos olvidarnos de cubrir a diario las necesidades de nuestro cuerpo y su equilibrio. Carbohidratos, proteínas, minerales, verduras variadas, grasas de buena calidad, fibra y enzimas son imprescindibles para conseguir la energía y vitalidad precisas.
Que los niños aprendan a ayudarnos o nos sorprendan con alguna comida hecha por ellos resulta muy educativo. Si valoramos cocinar, como fuente de salud y armonía interior, también nuestros hijos lo harán. Si pensamos que es una "fastidiosa obligación" ellos también.
Como recomendaciones veraniegas destacarían:
1-Helados. Aunque puedes tomarlos durante todo el año, es en verano cuando más te apetecen. Los artesanales (cucuruchos y tarrinas) con leche y fruta muy sanos contienen vitaminas, calcio y minerales imprescindibles. Prepáralos tú eligiendo los elementos que más te gusten.
2-Frutas. Fresas (vitamina C), sandías (agua, antioxidantes y minerales), melocotones, albaricoques (vitamina A, carotenos y minerales), melón, cerezas, paraguayos, etc. Combínalas como quieras, a cualquier hora y en todas partes. Lávalas bien, con agua tratada evitando las fuentes incontroladas para evitar infecciones.
3-Ensaladas, admiten todo lo que quieras (pavo, huevo cocido, nueces, jamón serrano o atún). No uses siempre la misma lechuga, pues existen distintas variedades ya preparadas para abrir y servir sin limpiarlas. Endivias, espinacas, canónigos, rúcula, etc. solas o combinadas y añadir otros ingredientes: tomates (en sus distintas variedades), espárragos, cebolla, pepino, brotes de soja, zanahoria, remolacha o maíz. Proporcionan nutrientes importantes: betacarotenos, minerales (hierro, calcio, fósforo y azufre, entre otros), vitaminas (A, B, C y E) y fibra.
4-Aceite de oliva, contiene vitaminas (A, D y E) y una combinación de ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados, muy beneficiosos. Para las comidas en crudo (como ensaladas o verduras cocidas a las que se añade como complemento) utiliza el virgen. Combínalo con limón, un buen vinagre (rico en potasio, hierro, fósforo y magnesio), poca sal (yodada), albahaca y orégano (antioxidante y antimicrobiano), si preparas, por ejemplo, una ensalada.
5-Gazpacho, delicioso y fresco, resulta un perfecto antioxidante. Aunque la base es el tomate (rico en licopeno), se le suele añadir casi de todo: pepino (vitamina E y agua), cebolla, pimiento (vitamina C) y ajo (perfecto para mejorar la circulación sanguínea. Pruébalo con sandía, te sorprenderá.
6-Pescados y mariscos. Perfectos para evitar la deshidratación y broncearse rápidamente. Aportan ácidos grasos omega 3, proteínas, agua, minerales (zinc, selenio, yodo, hierro y fósforo) y vitaminas. Las sardinas contienen altas concentraciones de omega 3, los pescados blancos de vitamina B, los calamares de selenio, las ostras de zinc y los mejillones de proteínas.
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