Conocidos también como "blueberries", los arándanos azules son los más habituales en Europa. Mientras que los frutos rojos tienen una piel más luminosa, los arándanos azules se caracterizan por tener una capa blanquecina que los cubre. Su color tan característico es una señal de su elevado poder antioxidante. Y es que, ...
Conocidos también como "blueberries", los arándanos azules son los más habituales en Europa. Mientras que los frutos rojos tienen una piel más luminosa, los arándanos azules se caracterizan por tener una capa blanquecina que los cubre.
Su color tan característico es una señal de su elevado poder antioxidante. Y es que, los expertos afirman que esta pequeña baya redonda es buena tanto para nuestra visión como para nuestra memoria. No sólo eso. Este tipo de arándanos contienen altas cantidades de vitamina C, y su consumo es bueno para la circulación sanguínea y para ayudar a controlar la cantidad de azúcar en sangre, ya que su aportación en este campo es mínima.
Por otro lado, la variedad de arándano rojo es conocida también con el nombre de "cranberry". A diferencia del arándano azul, el arándano rojo suele ser un poco más grande de tamaño y tiene una piel muy brillante. Además, de tener un sabor más agrio que la blueberry, que es más dulzona. Estas características han hecho que sea un fruto del bosque muy apreciado por los cocineros y que los usen para usarlos como guarnición en recetas de carnes y pescados.
El arándano rojo es muy efectivo para el tratamiento de diversas infecciones, muy especialmente, la de orina (tan habitual en verano). Además, actúa contra diversas bacterias como la Helicobacter Pylori, que afecta al sistema digestivo. Además de ser un excelente aliado para combatir las infecciones, el consumo habitual de arándanos rojos ayuda a prevenir úlceras y a combatir la caries dental. Gracias a su aporte de ácido fenólico y a los polifenoles, estamos ante uno de los alimentos más antioxidantes que se conocen.
Además de incorporar los arándanos en yogures, bizcochos, smoothies, batidos, helados, la mermelada es otra de las opciones a la hora de consumirlos. Cuando vamos a preparar una mermelada casera hay que elegir piezas de fruta que estén en su punto para que aporten su dulzor natural. Estos son los pasos para hacer una mermelada casera de arándanos azules:
1. Lava bien los arándanos y colócalos en un recipiente con azúcar, tápalo y mételo en la nevera durante una hora. Eso hará que el azúcar se impregne del jugo de la fruta.
3. Al día siguiente, vierte la mezcla en otro recipiente con zumo de limón (con uno debería bastar). Pon a hervir, baja el fuego y mantenlo así durante los minutos de cocción correspondiente a los arándanos. Sabrás que se está cociendo bien cuando el volumen de mezcla se reduce lentamente.
5. Mientras reposa la mezcla, coge los botes de cristal que vayas a usar y esterilízalos con agua hirviendo durante cinco minutos. Si lo que tienes son tarros con gomas, deben ser nuevas y secarlas bien antes de esterilizarlas.
6. Mete la mermelada en los botes de cristal, ciérralos y ponlos boca abajo para que el calor los selle.