La maternidad es un tema recurrente en la ficción, pero no es tan habitual verlo a través de un prisma femenino y feminista. En su debut como directora y guionista, eso es precisamente lo que hace Julie Delpy: atreverse a romper el status quo. Al borde, la primera serie de la aclamada actriz francesa (friendly reminder de que protagoniza junto a Ethan Hawke la brillante trilogía de Antes del amanecer de Richard Linklater), es un dignísimo debut televisivo.

La ficción, disponible en Netflix, explora las vidas y amistades de cuatro mujeres de mediana edad residentes en Los Ángeles. Son madres, están en diferentes momentos de sus carreras y de sus relaciones, y están atrapadas en su zona de confort, aunque emocionalmente agotadas de la carga que supone compaginar la faceta laboral con la familiar. En realidad, no se preocupa por transmitir ningún tipo de mensaje; pero un guión inteligentemente escrito incorpora temas de fondo discretamente, a veces con espíritu de sátira, otras más directo.

Delpy se pone detrás y delante de la cámara para dar vida a Justine, una chef exitosa y socia de un restaurante francés de renombre en la ciudad. La actriz, escritora y directora se mantiene fiel a sus raíces galas e interpreta a una inmigrante francesa, muy parecida a ella en la vida real. Está casada con un arquitecto en paro, Martin (Mathieu Demy), también francés y escéptico de las costumbres estadounidenses, y tiene un hijo de 10 años. Junto a Anne (interpretada por la excepcional Elisabeth Shue), Yasmin (Sarah Jones) y Ell (Alexia Landeau) conforma un cuarteto de amigas caótico, irreverente, entrañable y auténtico.

Comedia francesa ´made in California´

Además, pese a que Al borde está ambientada en Estados Unidos, tiene espíritu y alma francesa como su creadora. Conmovedora, filosófica y a veces dolorosamente divertida, bajo una fachada de ser un producto feel-good, la serie no rehuye fragmentos de la triste realidad, como la culpa de las madres trabajadoras, las relaciones que se resienten con el paso del tiempo o la odisea de encontrar trabajo a partir de los 40. Es decir, sabe equilibrar cuando ponerse existencialmente profunda y cuando no tomarse su filosofía demasiado en serio. En estos tiempos resulta refrescante ver una producción que no se ciña a la tiranía de lo políticamente correcto.

Incluso cuando parece identificarse dentro de los cánones de una comedia sobre cuatro amiga de mediana edad, no es una sitcom al uso. En forma de humor, intenta desentrañar algunas verdades duras, especialmente aquellas que son relevantes para las mujeres a partir de los 50, esas que habitualmente no interesan en Hollywood.

Compuesta por 12 episodios, Al borde comienza fuerte y mantiene el ritmo. En resumidas cuentas, merece absolutamente que le des una oportunidad y que te des un atracón televisivo de fin de semana con el equilibrio perfecto entre escape y realidad.