Alphonse Mucha, (julio 1860 - julio de 1939) fue un artista polifacético nacido en la ciudad de Ivancice, Moravia (actual región de la República Checa). Considerado el padre del Art Nouveau por muchos expertos durante el S.XIX, sentía un gran apego por su tierra y así los plasmó en su ...
Alphonse Mucha, (julio 1860 - julio de 1939) fue un artista polifacético nacido en la ciudad de Ivancice, Moravia (actual región de la República Checa). Considerado el padre del Art Nouveau por muchos expertos durante el S.XIX, sentía un gran apego por su tierra y así los plasmó en su obras, impregnadas de un exquisito aire bello, simbólico y sensual, pero con una marcada finalidad humanista y filosófica.
Como gran amante de la pintura, comenzó sus carrera artística en trabajos de pintura de escenografía teatral en Moravia, y en 1879 se muda a Viena para trabajar para una compañía teatral con mucho éxito en la ciudad, sin dejar de lado sus estudios de arte. Fue, precisamente, al finalizar sus estudios artísticos en París en el año 1889, cuando comenzaría a trabajar en las ilustraciones de revistas parisinas que supusieron su identidad total como artista.
Una personalidad artística que encajó con una corriente por la que este artista es hoy reconocido y considerado como uno de sus máximos exponentes; el Art Nouveau, o un arte nuevo que se mueve entre los ideales estéticos y la búsqueda de la exaltación de la belleza.
¿Te has preguntado alguna vez por qué te sientes mejor en la naturaleza? Quizás sea porque propicia y se comunica con nuestro ser natural, con la psique, el cuerpo y la mente. Y esto es lo que Mucha plasmaba en sus obras, repletas de una identidad visual que dan las líneas orgánicas de la naturaleza, formas naturales como plantas, que ondulan y decoran los espacios en sus obras; flores, las ramas de las enredaderas y, en definitiva, un arte natural que resulta muy decorativo y cuyo impacto resulta suave, caprichoso y envolvente, incluso, un poco fantástico, sin resultar recargado.
Su arte tiene pinceladas románticas con las que exalta la naturaleza para alcanzar la espiritualidad. Así lo declararía el propio artista: "el arte solo existe para comunicar un mensaje espiritual y nada más", por lo que se sintió a menudo frustrado por la fama que adquirió a través del arte comercial.
"El maravilloso poema del cuerpo humano (...) y la música de los trazos y los colores que brotan de las flores, hojas y frutos son los maestros más evidentes de nuestros ojos y nuestro gusto".
-Alphonse Mucha-
En 1887, durante su etapa cómo ilustrador, gracias a la Fundación Arts and Crafts Exhibition Society de Londres, el Art Nouveau comenzaría a arrancar, un hecho que ayudó a Mucha. Otra inestimable ayuda la encontró en una famosa actriz de la época: Sara Bernnhardt. Al parecer, quedó fascinada con su trabajo. Por esta vía, el artista recibiría en 1894 el encargo de Gismonda, un cartel que anunciaba una de sus películas en el Théâtre de la Renaissance, un obra que le convirtió en un verdadero icono publicitario de la época.
Firmó un contrato con Bernnhardt durante 6 años, y en ese transcurso de vida fue el reclamo de grandes marcas publicitarias de la época, como Cycles Perfecta o Moët Chandon.
Se le llegó a considerar como uno de los mejores decoradores del mundo y hoy se habla del "estilo Mucha" en su honor.
Lo cierto es que Alphonse Mucha siempre quiso concentrarse en proyectos más elevados que ennoblecieran el arte, su lugar de nacimiento, y de su patria, la entonces Checoslovaquia.
El Museo de Artes y Oficios de Praga recogió unas litografías de Mucha, inspiradas en su obra Le Pater, en la que el artista expresó sus tendencias espirituales y dio su visión del cristianismo. De esta forma, el propio Alfons Mucha consideró a Le Pater como una de sus obras más exitosas, y en el propio Museo recoge su testimonio sobre la génesis del ciclo: "en ese momento sentí que mi vida estaba ubicada en otra parte, un poco más arriba". La Fundación Mucha describe a Le Pater como una edición ilustrada de El Padre Nuestro creado por Mucha.
Le Pater, publicada en París en 1899, es un mensaje de Alphonse Mucha sobre el progreso de la humanidad, donde consideraba el rezo y la oración cristiana como un camino hacia el mundo espiritual. Cansado de que solo se le reconociera por sus proyectos comerciales, deseaba un trabajo más elevado y espiritual, y para ello, comenzó a experimentar con el espiritismo, una inquietud que le sobrevino a partir del año 1890 a la par de su iniciación e interés por la filosofía masónica.
Así, en 1898, Mucha se inició como aprendiz en la Logia de los Francmasones de París, se independiza de su tierra natal y se convierte en el Gran Maestro de los Francmasones de Checoslovaquia. El fin y la obra final del artista se conjuga a partir de su interés masónico y su incesante búsqueda por una verdad más profunda y más allá del mundo visible. Para él las tres virtudes del hombre son: la belleza, la verdad y el amor, las bases sobre las que asentó su arte y con las que quiso difundir su mensaje para la mejora de la vida humana y el progreso.