En un paisaje de ensueño a los pies del río Arnoia, en Ourense se asienta el Restaurante Portovello, que algún día dio vida a una antigua fábrica de curtidos, propiedad de la familia Nogueiras. De hecho, todavía puedes admirar los utensilios necesarios para practicar este oficio (cuchillos, mesa de engrasar, ...
En un paisaje de ensueño a los pies del río Arnoia, en Ourense se asienta el Restaurante Portovello, que algún día dio vida a una antigua fábrica de curtidos, propiedad de la familia Nogueiras. De hecho, todavía puedes admirar los utensilios necesarios para practicar este oficio (cuchillos, mesa de engrasar, mazo, tenazas, aparatos para rematar, entre otros) y todo lo que envuelve a este arte, ya que también alberga el Museo do Coiro, así como un taller en la planta superior en el que un artesano trabaja este material y un aula en la que se imparten cursos formativos sobre el mismo. Un lugar que fusiona naturaleza, tradición y gastronomía. Aquí encontrarás platos típicos de la cocina gallega, como pueden ser pescados, carnes, mariscos y postres caseros. Incluso también hay menú semanal y de fin de semana.
Imagen extraída del Facebook del Restaurante Portovello.
Las vistas son otro de los reclamos que llaman la atención de los comensales. En Mauro Restaurante no han querido pasar la oportunidad de fusionar esta idea con la de la experiencia gastronómica. En un entorno privilegiado contemplando la Ría de Vigo y el puente de Rande aparece este preciado lugar, concretamente en el Muelle de San Adrián de Cobres, en Vilaboa (Pontevedra). Una plataforma suspendida con unas vistas de infarto y un menú de ensueño, bajo las órdenes del restaurador y propietario Mauro Durán. Prepárate para comer croquetas caseras de camarón de la Ría, merluza del pincho a la gallega con su patata y ajada o delicias de solomillo ibérico con patatas fritas y rulo de cabra. Si eres más de compartir el arroz con carabineros estará esperándote.
Imagen extraída del Facebook de Mauro Restaurante.
Proseguimos nuestro camino hacia O Pino (A Coruña), para conocer O Muiño de Pena. En esta ocasión estamos ante una casa rural que ofrece alojamiento y restauración desde el año 2003. Esta instalación tenía una doble funcionalidad la de moler el grano y servir como aserradero de madera. Se divide en tres partes: en la primera, se sitúa el comedor, con capacidad para albergar a 80 personas, el salón y la cocina. Seguidamente, las habitaciones de los que allí se hospedan, el ático con las habitaciones de los propietarios del complejo y el museo etnográfico, en el que observar un conjunto de objetos que revelan las distintas labores que se llevaron a cabo dentro de la vivienda y en sus alrededores. Por último, están las habitaciones del resto de los huéspedes. Lo peculiar de este espacio gastronómico es que el comensal puede observar e imaginarse cómo sería la vida de antaño gracias a las antiguas vigas descubiertas en el techo, el horno de cocer pan, el mobiliario, etc. Pero no sólo esto, si una pasea por su exterior podrá ver el curso del río mientras da un paseo o se sienta en un banco a contemplar el paisaje. A tu disposición tendrás una carta variada y completa en la que probar recetas tan destacadas como el pulpo a la plancha con cebolla morada y puré rústico, el revuelto de grelos y gambas, o el Cerdo Celta con pimientos de Padrón, patatas y sal negra.
Imagen extraída del Facebook O Muiño de Pena.
Por último, terminamos nuestro viaje entre fogones muy cerca de la Catedral de Santiago de Compostela. Allí nos espera el restaurante Mr. Chu que si caminas por su vera no te darás ni cuenta de su presencia, puesto que pasa más que inadvertido porque podría ser la puerta de una casa cualquiera, ya que no tiene cartel exterior. El chef con Estrella Michelín Marcelo Tejedor quiere jugar al despiste con nosotros o, quizás no, simplemente quiere que nos dejemos conquistar por el olor que sobresale de este lugar. Una invitación a entrar desde el olfato. Una vez dentro dejamos las calles compostelanas para adentrarnos en un pasadizo secreto que nos lleva a Asia gracias a su cuidada decoración en la que no faltan neones rojos, Maneki-neko o también conocidos gatos de la suerte, así como paredes revestidas con motivos orientales. Pero no sólo eso, no perderás detalle de la elaboración de los platos, ya que la cocina está a la vista de todos. La cocina fusión asiático-sudamericana-gallega estará esperándote.
FOTO PRINCIPAL.: Foto de Maria Orlova en Pexels.