Rechazados muchas veces por su contenido en grasa, lo cierto es que los frutos secos son un maravilloso tentempié para cuidar la salud este otoño. Fuente de fibra, proteínas y otros nutrientes, tomarlos con moderación y crudos o tostados, aportan al organismo las grasas buenas, es decir, las que el ...
Rechazados muchas veces por su contenido en grasa, lo cierto es que los frutos secos son un maravilloso tentempié para cuidar la salud este otoño. Fuente de fibra, proteínas y otros nutrientes, tomarlos con moderación y crudos o tostados, aportan al organismo las grasas buenas, es decir, las que el necesita para funcionar.
Si tenemos en cuenta el índice de grasas saturadas, los frutos secos que contienen el nivel más alto son las nueces de Brasil, las de macadamia y los anacardos; las nueces y los pistachos están a un nivel intermedio, y si te preocupa demasiado la cantidad de lípidos, algunos de los que menos tienen son las castañas, las avellanas y las almendras.
Ahora bien, sabiendo que no se debe superar el consumo de 30 gramos al día de frutos secos, las calorías no suponen ningún problema. Más si las ponemos en una balanza junto a los beneficios para la salud que aportan.
Son sin duda uno de los frutos secos más nutritivos a los que puedes recurrir: son ricas en fibras, proteínas, vitaminas B y E, grasas saludables, hierro, calcio, fósforo… Así pues, ayudan a mantener unos niveles saludables de colesterol, y también contienen más fibra que cualquier otro fruto seco.
Además de su versatilidad, las avellanas contienen variedad de nutrientes, como fibras, hierro, fósforo, ácido fólico, calcio, magnesio y vitaminas del complejo B, Entre otras propiedades, ayudan a disminuir el colesterol malo, prevenir la anemia, cuidar de la salud ósea y favorecer el metabolismo del hígado.
Son el fruto seco con menos grasa y calorías, pero tiene otras ventajas más destacables, como que son ricas en carbohidratos y fibra, y una buena fuente en vitamina C si se toman crudas. Además, aportan vitaminas del grupo B, incluyendo la B6, que mejora el funcionamiento del sistema nervioso y alivia el estrés.
En cuanto a equilibrio de nutrientes, los pistachos se llevan la palma. Así, cuentan con un 20% de proteínas vegetales, un 28% de hidratos de carbono un 10% de fibra, un 45% grasas (de las que más de la mitad es monoinsaturado ácido oleico, muy beneficioso para el corazón), una alta cantidad de vitaminas B6 y E, además de magnesio, hierro, calcio, zinc, potasio y fósforo.