Aunque es posible la coexistencia de la distimia y la depresión, pues una persona con un trastorno distímico también puede desarrollar una depresión mayor, no deben ser confundidas. Los datos señalan que más del 60% de las personas distímicas pueden sufrir un episodio depresivo mayor en algún momento de su vida. ...
Aunque es posible la coexistencia de la distimia y la depresión, pues una persona con un trastorno distímico también puede desarrollar una depresión mayor, no deben ser confundidas.
Los datos señalan que más del 60% de las personas distímicas pueden sufrir un episodio depresivo mayor en algún momento de su vida. Estos pacientes describen la apatía y tristeza características de la distimia, junto a síntomas de la depresión como sentimiento de incapacidad, una baja autoestima, la pérdida de interés por realizar actividades placenteras, un estado de melancolía intensa o tendrá problemas para alimentarse o conciliar el sueño, por ejemplo.
No es correcto denominar depresión neurótica a la distimia. La expresión depresión neurótica no se emplea actualmente y, además, la distimia no suele aparecer como consecuencia de factores desencadenantes externos y los pacientes nunca manifiestan síntomas neuróticos.
Tampoco se puede considerar que la distimia sea una depresión menor ya que, aunque sus síntomas no son tan intensos como los de la depresión mayor, provocan una alteración significativa del estado de ánimo que debe ser tenida en cuenta.
En ningún caso se debe confundir el trastorno distímico con la depresión crónica, pues que el trastorno depresivo se mantenga en el tiempo no significa que sea una distimia. Existen la depresión crónica y la distimia crónica, centrándose la diferencia, fundamentalmente en la gravedad de los síntomas característicos de ambas patologías.
El diagnóstico preciso es fundamental para poder aplicar el tratamiento adecuado y conseguir la recuperación del paciente. Acude a un profesional especializado para lograr tu objetivo.
De manera general, las diferencias fundamentales que existen entre la distimia y la depresión serían:
1-La cronicidad.
Para poder diagnosticar un trastorno distímico es necesario que los síntomas duren al menos dos años.
El diagnóstico de la depresión requiere que los síntomas se mantengan al menos durante dos semanas y que se perciban durante la mayor parte del tiempo.
2-Los síntomas.
En el trastorno distímico, los síntomas interfieren en las tareas cotidianas, debido a la falta de energía y motivación que sufren los pacientes, pero suelen ser capaces de cumplir con sus responsabilidades.
La depresión presenta unos síntomas específicos que transforman la vida del paciente, pues cualquier situación a la que deben enfrentarse se convierte en una tarea muy dura. En concreto, los síntomas de la depresión mayor, por ejemplo, resultan incapacitantes porque suelen ser muy intensos. Quien la padece, suele renunciar a su vida normal porque no puede desempeñar sus actividades habituales.
3-La presentación de la patología.
La distimia tiene un comienzo insidioso, su intensidad va aumentando progresivamente y perdura en el tiempo. Quienes padecen distimia crónica se recuerdan a sí mismos como apáticos y tristes desde que pueden hacer memoria.
La depresión puede presentarse de forma brusca, casi siempre precedida por un evento traumático o estresante puntual, como la pérdida del trabajo.