Esta espectacular monografía, coeditada con la Comunidad de Madrid, de Alfonso incluye una cuidada selección de sus trabajos más relevantes. Conocido como «el fotógrafo de Madrid», Alfonso —nombre bajo el que firman padre e hijos— fue pionero en el fotoperiodismo y fue testigo con su cámara de acontecimientos tanto históricos ...
Esta espectacular monografía, coeditada con la Comunidad de Madrid, de Alfonso incluye una cuidada selección de sus trabajos más relevantes. Conocido como «el fotógrafo de Madrid», Alfonso —nombre bajo el que firman padre e hijos— fue pionero en el fotoperiodismo y fue testigo con su cámara de acontecimientos tanto históricos como cotidianos. Son fundamentales sus reportajes de la guerra de Marruecos o la proclamación de la República y la Guerra Civil, en escenarios como Teruel, Extremadura y Madrid.
Chema Conesa es el corresponsable de una exposición que se inaugura el próximo día 5 en la sala del Canal de Isabel II en Madrid (Calle de Santa Engracia, 125) y de la edición gráfica del catálogo editado por La Fábrica.
Fue uno de los principales artífices de la memoria visual española, y además retrató a los personajes más relevantes del siglo XX, entre ellos Machado, Valle Inclán, Ramón y Cajal, Sorolla, Franco o la reina Victoria Eugenia. Junto a las figuras históricas, también fotografió a presidiarios, verdugos y el pueblo llano. Sus imágenes son también un retrato de Madrid y su evolución desde una ciudad provinciana de principios de siglo hasta la gran urbe contemporánea.
Este artista vivió en Madrid desde su infancia. Empezó a trabajar para el diario El Imparcial en 1900. Cuatro años después fue nombrado director de la sección fotográfica El Gráfico y empezó a firmar como Alfonso. En 1909 viajó a Marruecos para cubrir la guerra como fotógrafo. En 1910 abrió un estudio en la calle Fuencarral, y en 1918 empezó a trabajar con su hijo mayor, Alfonso Sánchez Portela (Madrid, 1902 - 1990), conocido como Alfonsito. En 1919 participó en la creación del diario La Libertad. Realizó reportajes sobre la proclamación de la República en 1931. Al inicio de la guerra civil, en 1936, fueron confiscados sus estudios. Tras el conflicto, Alfonso hijo y su hermano Luis continuaron la labor fotográfica de su padre. En 1992, el Ministerio de Cultura adquirió el archivo de Alfonso, que hoy se conserva en el Archivo General de la Administración.
"Alfonsito había estudiado en el Liceo Francés, tenía un buen nivel cultural y era muy atrevido, muy impulsivo, muy ágil, muy listo, y toma el relevo claramente al padre", sigue Chema Conesa. "Además, también tenía una gran formación técnica. Contaba Alfonsito que una vez que hizo un retrato a Azorín le tuvo mucho tiempo en el estudio, con muchos cambios de luz, y que su padre se cabreó mucho cuando se enteró, pero luego, cuando vio las fotos, se calló y reconoció que eran buenas".