El cerebro es un órgano asociado a las emociones y a todo lo que tiene que ver con el intelecto. Sin embargo, también está relacionado con los músculos y con el mundo del deporte. De hecho, el cerebro del deportista cuenta con unas particularidades especiales que pasaremos a describir a ...
El cerebro es un órgano asociado a las emociones y a todo lo que tiene que ver con el intelecto. Sin embargo, también está relacionado con los músculos y con el mundo del deporte. De hecho, el cerebro del deportista cuenta con unas particularidades especiales que pasaremos a describir a continuación.
Las personas con cierta predisposición al deporte no cuentan con un sistema nervioso exclusivo, pero sí tienen la capacidad de transformar su mente y de ver las cosas de otra manera, algo que cualquiera que se inicie en la actividad deportiva puede lograr.
Todas las cosas que hacemos día tras día modifican de alguna forma el cerebro, aunque existen costumbres y costumbres. Si nos limitamos a hacer siempre lo mismo, la rutina hará que el cerebro cambie más bien poco y terminará rígido y acartonado.
El deporte es perfecto para mantenernos ocupados y conceder a nuestro cuerpo bastantes estímulos. Además, lo entrenará para que pueda afrontar todo tipo de retos. Por esa razón, los deportistas contarán con más recursos que los que siguen una rutina diaria rigurosa. Además de conceder estímulos y una mayor flexibilidad al cerebro, ¿qué más beneficios encontramos?
La persona que practica deporte tiene buena salud porque su nivel de estrés es inferior. Practicar una actividad física es ideal para aliviar tensión y poder desconectar de todas las preocupaciones. La idea es llegar al objetivo marcado en cada sesión, dejando a un lado los problemas.
Además, con el deporte, el cuerpo produce más dopamina y endorfinas, sustancias que conducen a una mayor sensación de plenitud y bienestar interior. Todo este estado de positividad y alegría se refleja de algún modo en la estructura de nuestro cerebro, haciendo que los nervios, la presión y la angustia del día a día se apoderen de nosotros y de nuestra salud.
Al hacer deporte debemos ser capaces de coordinar los músculos y mantener cierta armonía con el cuerpo. Sin embargo, además de mejorar nuestro rendimiento, lo que estamos haciendo es aprender movimientos y experimentar sus formas.
En el caso de los deportistas experimentados, conocen lo que sucede en su organismo y se vuelven más conscientes de sus posibilidades, manteniendo al mismo tiempo la conducta adecuada. Todo ello de una forma automática, sin necesidad de prestar atención en ello.
Por ejemplo, una forma de verlo es a través de los bailarines, capaces de memorizar coreografías espectaculares, mientras se vuelven creativos, dando lugar a improvisaciones asombrosas.
Algunas personas poseen mayor habilidad que otras a la hora de cumplir con sus retos y objetivos, algo que depende del cerebro, que a su vez puede cambiar a través de los actos realizados.
El deporte es una herramienta para que nuestro sistema nervioso se adapte mejor y no impida alejarnos de nuestros propósitos. El ejercicio requiere una concentración para llegar a la meta o terminar con una sesión de sentadillas sin rendirse, desarrollando la capacidad del lóbulo frontal encargado de crear planes y cumplirlos con éxito. De esa manera ganará fuerza con respecto a la parte del cerebro dedicada a satisfacer los placeres inmediatos y las distracciones.
Algunos de los síntomas de la tristeza y la depresión son las preocupaciones continuas y la falta de sueño. Sin embargo, el cerebro del deportista está preparado para afrontar momentos duros, gracias a la liberación de sustancias asociadas a la felicidad y al aumento de la serotonina que regula los estados de ánimo y el sueño.
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